El martes un diputado de Més per Menorca se enfrentaba en el Parlament balear con la presidenta del Govern, Francina Armengol, por utilizar 10 millones de la ecotasa para ampliar el metro desde Palma hasta el Parc BIT. Decía que esto del metro le parecía lo mismo que el despilfarro del AVE en ciertos lugares de España, aunque a una escala evidentemente mucho menor.

Armengol esgrimía que se intenta impulsar el transporte público ampliando la línea de metro que actualmente va hasta la Universitat balear. Para poner en situación a los lectores pitiusos, el metro de la UIB va prácticamente vacío durante todo el día, incluso cuando hay actividad universitaria. Imagínense en los meses de verano.

Es cierto que en el Parc BIT trabajan miles de personas, pero tienen tanto parquin que cuesta creer que más de un 10 por ciento de los empleados se conviertan en potenciales usuarios de esta línea.

El PSOE, que cuestionó en su momento en la oportunidad de gastar dinero en el metro de la UIB cuando lo impulsó Matas, reincide en el error. Pero tampoco debe pasar por alto el silencio de los dirigentes socialistas al callar ante el despilfarro de ampliar el metro en Mallorca mientras se reduce el gasto en la depuración de aguas en Ibiza, que tanta falta.

Ni una sola voz, ni una, para pedir que este dinero se utilice parcialmente en la isla. Es una cuestión de prioridad, pero también de sentido común.

Entre permitir la contaminación en la costa por culpa de unos vertidos mal depurados o alargar una línea de tren para que sea utilizada por cien personas al día parece evidente que no hay discusión posible.

Pero el nivel de conformismo del PSOE ibicenco ante las inversiones de la ecotasa resulta sorprendente frente a unos menorquines que sí reivindican lo suyo y hasta son capaces de reprochárselo públicamente a Armengol. Tomen nota.