Si van a Madrid no dejen de ir a la exposición de dibujos y grabados de Goya en el Museo del Prado. Es una exposición impresionante porque hay muchos grabados de todos conocidos, pero hay un montón que no habíamos visto nunca y que completan la estampa por la cual probablemente el aragonés, con Velázquez a quien admiraba, fue el mejor pintor de todos los tiempos y, desde, luego el que mayor fuerza tuvo con su trazo social, su pincel mojado en tinta de hollín sobre papel verjurado. Un trazo que describe a la perfección la hora actual de España, con dos tipejos a los que les importa una higa el país y disponen del Estado como Pedro (Sánchez) por su casa, por no hablar del Coleta que con treinta escaños comunistas ya propone un Estado plurinacional a ERC, lo propone un individuo que representa a la minoría de la minoría, a la extrema, extrema, minoría que diría Lola, la exhumadora de Franco. Goya puso a todos sus grabados un lema que actualmente está más vigente que nunca. Veamos: “humildad contra soberbia” (sentido del Estado), “largueza contra avaricia” (los Eres), “sueño de unos hombres que se nos comían” (Tesinando Sánchez y el de Galapagar), “están calientes” (la escolta de Irene Montero le calentaba el coche), “la enfermedad de la razón” (sistema educativo actual, adoctrinamiento), “nadie nos ha visto” (pre-acuerdos de gobierno), “darles destinos a la niñez” (Greta en catamarán), “la huevera” (Carmen Calvo), “así suelen acabar los hombres útiles” (Rivera), “malos poetas” (García Montero), “estos creen en los vuelos de las aves” (cargarse la economía), “este tiene muchos parientes” (30.000 funcionarios nuevos), “esto huele a cosa de magia” (120 diputados), “por descubrir el movimiento de la tierra” (Casado), “divina libertad y lux ex tenebris” (Torren, Torra y hasta Torrente), la tauromaquia entera (Ábalos)… y así podríamos seguir largo rato. Goya siempre universal y presente.