Despedimos un año con marcado sabor político tras tres insufribles campañas electorales. Los populares recuperan terreno con un Vicent Marí decidido en su voluntad de elaborar un PTI consensuado, luchar contra el intrusismo, hacer un frente común para frenar un centralismo mallorquín que infrafinancia Ibiza, pagar las deudas heredadas en bienestar social e intentar avanzar en cuestiones de medioambiente e infraestructuras. En contraposición, este ha sido un annus horribilis para los socialistas y podemitas ibicencos, a los que los ciudadanos han desahuciado del gobierno del Consell d’Eivissa y del Ayuntamiento de Sant Antoni,por razones más que justificadas. Hemos podido constatar que en ambas instituciones ni saben gobernar ni hacer una oposición digna.

A nivel insular, los socialistas han quedado descabezados tras el ‘Adlibgate’, mientras que en Sant Antoni se divierten defendiendo sus propias vergüenzas y contradicciones. En otro plano, los podemitas se han quedado con una sola diputada en el Parlament por Ibiza (Gloria Santiago), que se prodiga revolcándose en el estercolero del populismo youtuber, demostrando que la tiene muy grande (me refiero a la capacidad de enlazar legislaturas cobrando un sueldo público sin dar palo al agua).

En Ciudadanos ocupan responsabilidades de gobierno con un solo escaño en Portmany y en el Consell, una alegría que contrasta con la hecatombe electoral que les sitúa al borde de la desaparición. En definitiva, este 2019 ha estado lleno de luces, como las que embellecen Sant Antoni en estas fechas, y sombras, como las que impregnan de tristeza la desértica ciudad de Ibiza. Los problemas endémicos siguen allí, pero esperemos que 2020 les traiga suerte a sus señorías, porque su suerte será la nuestra. Molts anys i bons!