Hace unos ocho años Pilar Costa, azote del Govern del PP, arremetió contra José Manuel Alcaraz supuestamente por cobrar dos sueldos, uno como delegado del gabinete autonómico y otro como conseller de Formentera. Eso era imposible, como bien sabía Costa y demostró Alcaraz, pero a la actual consellera de Presidencia le daba absolutamente igual. Costa es un auténtica experta en manchar la imagen de los políticos que no piensan como ella o no están en su partido. No tiene ningún freno en sus ataques, y sus maniobras en la sombra aún son peores con los que no son de su cuerda. Una indignadísima Pilar Costa justificaba que Alcaraz no podía cobrar más que el presidente del Consell de Formentera, faltaría más, porque nadie puede cobrar más que el principal responsable político de una institución.

Es una pena que ese argumento no se lo aplique a ella misma, que entre el sueldo de consellera, el plus de 22.000 euros por vivir en Mallorca, más la retribución de diputada y su asistencia a los consejos de administración de la Autoritat Portuaria Costa se embolsa 100.000 euros, muchísimo más que la presidenta Armengol y casi el doble que sus compañeros de gobierno. Sorprende su presencia en las reuniones de Autoritat Portuaria, donde lo lógico es que en su lugar estuviera Francisco Javier Ramis Otazua, director general de Transporte Marítimo y Aéreo, pero Costa hace valer su amistad con Armengol para conseguir este chollo. Recordemos que el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, ha renunciado a esta dieta. Diez mil euros al año para asistir a reuniones de un par de horas al mes no está nada mal. Y evidentemente el sueldo de diputada, que supera los 20.000 euros, por hacer lo mismo que sus compañeros de Govern, es decir, acudir los martes por la mañana a defender su gestión. Armengol le pidió que ella siguiese como diputada y, claro, no podía negarse. A partir de ahora lo mínimo que habría que exigirle a Costa es que se pague todos los billetes de avión cuando viaja a Ibiza.