Voy a ser políticamente incorrecto. Mucho. Tal vez demasiado. Pero lo asumo. No les voy a negar que el domingo me impresioné al conocer junto a mi madre la noticia de la muerte de Kobe Bryant. Me impactó. Le vi jugar, crecí con sus canastas y la voz de Andrés Montes y Antoni Daimiel y me alegré mucho cuando consiguió un anillo de campeón de la NBA junto a Pau Gasol. Pero hasta ahí. Ahora que veo tantas muestras de cariño de todo el mundo, gente de todas partes del planeta poniéndose una camiseta de los Lakers con su número y su nombre, a jugadores de fútbol, tenis, baloncesto, y hasta petanca teniendo palabras de reconocimiento, y a mucha gente compartiendo sus fotos en las redes sociales para mostrar su pena me da que pensar. Y entonces me pregunto... ¿por qué no hacemos lo mismo para rendir homenaje a todos los que mueren en el mar Mediterráneo intentando llegar a Europa sin que los puedan rescatar los superhéroes de Open Arms? ¿Por qué no nos ponemos las camisetas de tantos y tantos sirios que mueren en una guerra civil que ya ha dejado de importarnos porque no sale en las noticias? ¿Por qué no cambiamos la foto del perfil y ponemos alguna imagen del último palestino que cayó defendiendo su territorio ocupado ante las tropas israelíes? ¿Por qué la mayoría de los deportistas de primer nivel no lloran ante una cámara acordándose de la gente que ha muerto de hambre en Venezuela, Sudán del Sur, Malaui o Burundi? Son preguntas que posiblemente no tendrán respuesta pero es una pena comprobar que a pesar de que todo evoluciona sigue habiendo ciudadanos de primera y de segunda. Duele comprobar, una vez más, que Kobe Bryant no tiene ni tendrá el mismo valor que otros los muchos anónimos que nunca salieron en los medios de comunicación. Esos de los que nadie se acuerda. Ni cuando viven ni cuando mueren.

PD: No tengo nada en contra de Kobe Bryant. Descanse en paz la Mamba Negra. Su contribución al deporte fue increíble. No se me confundan. Gracias.