Finalmente ha tenido que ser el Consell el que revierta el proyecto para construir un hotel en una zona protegida de Sant Josep que tramitaba Agustinet. No ha sido necesario el confesionario para redimir su pecado de permitir semejante mamotreto en Cala d’Hort, sino que alguien mucho más terrenal (el conseller de territorio Mariano Juan) ha sido el que ha frenado los pies al consistorio josepí.

El concejal de urbanismo socialista, Ángel Luis Guerrero, parece estar recabando las suficientes negligencias para ser directamente descartado en la contienda para suceder a Marí Ribas en el trono de la alcaldía por el que suspira. Es irónico que sea un conseller del PP el que acabe inadmitiendo a trámite la declaración de interés general que solicitaba un equipo de gobierno integrado por PSOE y UNIDAS PODEMOS, presuntos adalides de la protección del territorio que se dedican a emitir informes favorables para que se construya un establecimiento hotelero en un terreno incluido en la Red Natura 2000 calificado nada menos como Área Rural de Interés Paisajístico (ARIP) y como Área de Prevención de Riesgos de Incendios. Esta desidia por la legalidad y la protección del medio ambiente contrasta con las vacuas ruedas de prensa que se dedican a ofrecer sus compañeros socialistas portmanyins, a los que «les da la sensación» de que el Ayuntamiento de Sant Antoni no va a cumplir con la Ley contra el turismo de excesos, cuando ha sido el propio consistorio el que ha multiplicado por cuatro el área de protección que proponía el gobierno socialista de Armengol. Marí Ribas debe centrarse en poner orden en su partido e impedir contradicciones entre sus agrupaciones, además de dejar de navegar sin rumbo y empezar a transitar por la senda del rigor y la legalidad.