Hace años ya que los dos principales partidos de la isla de Eivissa se han venido mostrando favorables a la petición del traspaso de las competencias en gestión del agua al Consell Insular, actualmente en manos del Govern balear. Pero esto que sistemáticamente viene figurando en algún punto de los programas electorales, tanto de PP como de PSOE, hasta ahora no ha sido mas que eso, un llamativo punto escrito sobre el papel, ya que, una vez han pasado las elecciones, nada se hace por trabajar en el tema.

La pasada legislatura y a pesar de que tanto el ejecutivo balear como el insular eran del mismo color político, se hizo exactamente lo mismo que en legislaturas anteriores y con esa misma coincidencia, es decir, absolutamente nada. En las últimas elecciones locales y autonómicas, nuevamente ambos partidos volvieron a destacar en sus propuestas y peticiones para los próximos años, la tan manida reclamación de la cesión de la gestión de los recursos hídricos a la isla de Eivissa, proponiendo para ello la creación de una agencia insular del agua.

El pasado mes de diciembre, la directora general de Recursos Hídricos del Govern balear se encargaba de dejar muy claro cuáles eran las intenciones reales del ejecutivo balear en cuanto al traspaso de estas competencias, diciendo con contundencia que veía inviable tal traspaso por ahora. Advertía de la falta tanto de medios como de técnicos, lo que hace extremadamente difícil que se pueda hacer realidad tal petición. También intentó ridiculizar la propuesta de crear una agencia insular del agua, a la que despectivamente se refirió, poniendo en duda si alguien sabia qué competencias podría llegar a tener la misma.

Pero, sorprendentemente y después de esta declaración de intenciones, tan poco optimista del presente y del futuro en cuanto a la consecución de semejante objetivo, dos meses después es el conseller balear de Medio Ambiente quien anuncia algo que, en principio, parece ir en la línea contraria a lo que había declarado su directora general. El Govern balear propone al Consell Insular la posibilidad de hacerse cargo de la gestión de las plantas depuradoras de la isla a partir del mes de octubre de este mismo año, aprovechando la circunstancia del vencimiento del actual convenio con los ayuntamientos para la gestión de las mismas.

Se plantea tal posibilidad como el primer paso o como primera fase en una larguísima negociación del posible traspaso de la gestión del agua. Ahora bien, no tardan prácticamente nada en matizar la supuesta propuesta, aclarando que el hipotético traspaso de la gestión de las depuradoras no afectará al canon de saneamiento que los usuarios pagan mensualmente en el recibo de agua. Este canon seguirá llegando a la conselleria de Hacienda del Govern, que lo traspasa al departamento de Recursos Hídricos para que determine en qué se va a gastar.

Todo ello no hace más que clarificar el escenario real, poniendo en evidencia la verdadera intención del Govern, que no es otra que marear la perdiz, intentando que parezca que hay voluntad real de negociar el traspaso en cuestión cuando la realidad es que, con la premisa de que el canon se mantenga en manos del ejecutivo balear, se ve claramente que tal voluntad no es más que pura ficción.

Las partes, no deberían olvidar que lo que hay que hacer es ponerse a negociar seriamente el traspaso de la gestión «integral» de los recursos hídricos a la isla. Integral no quiere decir ahora un trocito; dentro de unos años, otro, y en unos lustros, la mayor parte de la gestión. No, señores, no; integral quiere decir todo.

No es de recibo pretender que la gestión de los problemas se lleve a cabo desde la propia isla pero que los recursos económicos tanto para el mantenimiento como para la inversión sigan estando en manos de Palma. No se puede ofrecer la parte más desagradable y quedarse con el dinero para seguir teniendo la sartén por el mango. Para que al menos parezca real una propuesta no puede estar encabezada por la hipocresía.