La tormenta pasará. Toca resistir un poco más. Todos juntos, unidos, sacaremos adelante nuestro particular maratón. Estamos a un paso de superar el temido muro de una maratón, en este caso el pico de una pandemia. Pero lo pasaremos y la constancia nos hará más llevadero el recorrido hasta meta. Amigos, toca resilencia: «capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos».

Desgraciadamente, a final de año, el maldito COVID-19, el coronavirus, tendrá un papel destacado en ese ranquin de palabra del año. Pero la resilencia también ocupará un puesto de honor, confío incluso en que le arrebate lo más alto del podio. En el listado también deberían tener un papel destacado doctores, enfermeros, sanitarios, celadores, personal de la limpieza, policías... En fin, todos aquellos que están poniendo su granito de arena para superar este tsunami vírico. Pronto veremos la meta en el horizonte. La cuarentena es nuestro particular maratón vital. 40 días o los que sean necesarios para erradicar el bicho.

Cuando cruzas la meta después de un maratón, las piernas todavía te pueden dar para algo más de esos 42.125 metros. Y una vez que la tormenta pase, una vez franqueada la meta, podremos saborear nuevamente los abrazos. Desayunar leyendo el Periódico de Ibiza y Formentera en la terraza de Can Costa; disfrutar de una paseo por el Pla de Corona; zambullirte en las aguas de Cala d’en Serra; contemplar tranquilamente la majestuosidad del faro des Moscarter; reír en familia en el chiringuito Pascual o en el Tropicana; calzarte las zapatillas para recorrer Talamanca y tomar una bocanada de aire fresco en Cap Martinet o saludar a la vecina Formentera desde lo alto de Botafoc; cantar y celebrar los goles y triunfos de cada uno de los equipos de la isla; correr y sentir una nueva edición del Maratón Ibiza... vivir y disfrutar de la vida con nuestros seres queridos. Resilencia.