En lugar de una red mundial unificada, los ciudadanos podrían verse obligados a conectarse a un mosaico de internets nacionales, cada uno con sus propias reglas. ¿Lo imaginan? Los gobiernos buscan una mayor influencia en línea.

El gobierno de China y el gigante de las telecomunicaciones Huawei están desarrollando la tecnología para diseñar una posible Internet del futuro. La idea es reformularlo todo con un nuevo protocolo que recibe el nombre de ‘New IP’. Huawei considera que la actual infraestructura de Internet es «inestable» e «insuficiente» ante la demanda de dispositivos conectados que se avecinan, según diferentes documentos a los que ha tenido acceso el diario Financial Times. Curiosamente, el protocolo actual de IP evolucionó de la IPv4 a la IPv6 para prevenir la avalancha de dispositivos en el ciberespacio. China quiere una infraestructura tecnológica que les dé el control absoluto que han logrado políticamente.

El nuevo protocolo necesitaría que la red tenga ciertos controles de seguimiento para autentificar y autorizar las nuevas direcciones que se agregasen a una red. Esto facilitaría a los gobiernos y operadores controlar este protocolo, autorizando o denegando a nuevas direcciones la entrada a la red. ¡Eso es aterrador! Este sistema ha generado dudas en países como Estados Unidos, Reino Unido y Suecia. Creen que debilitaría el sistema global de comunicaciones libre. Otros países como Rusia, Irán y Arabia Saudí han aplaudido la medida. Sorprendentemente, los gobiernos de Irán y Arabia Saudí bloquearon el acceso a Internet durante el periodo en el que hubo disturbios civiles. En Rusia, una nueva ley ha consagrado el derecho del gobierno a monitorear el tráfico web. Internet se ha convertido cada vez más en un brazo de control politizado. Limitemos la eficiencia de ese poder. Necesitamos una Internet democrática y abierta. En Occidente estamos a tiempo de lograrlo.