Los que ya suman unos dígitos recordarán los gloriosos momentos que nos dio un perrito (?) de nombre Cobi, hijo de Javier Mariscal, que pasó a la historia por ser la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Una década antes habíamos parido el Naranjito, sin lugar a dudas un icono en nuestro imaginario colectivo. Los positivos -hablo de sentimiento, no de resultado de un test al que prácticamente no tiene acceso nadie- pensamos que un país que ha creado estas maravillas seguro que se las ingenia para salir de esta encrucijada.

Mientras tanto, pensemos en las cosas que tenemos a la vuelta de la esquina. Si no fuera por el maldito coronavirus, el sábado la isla habría disfrutado del Ibiza Maraton, ‘Run & Feel’. Ya llegará el 3 de octubre y nos vengaremos. Si no fuera por el maldito Covid-19, el domingo disfrutaríamos con un nuevo éxito de la UD Ibiza y de la Peña Deportiva. A cinco jornadas del final, el equipo de Raúl Casañ continuaría firme en plazas de play off. Los de Pablo Alfaro se afianzarían al frente de la tabla y estarían más cerca del objetivo. Y en Tercera, el CD Ibiza de Pérez Herrera, Tortosa, Moreras y Cia, estaría ya pisando los talones al Poblense, mientras que el Portmany tomaría oxígeno, dejando atrás la zona de vértigo. Como subraya el Sant Rafi: «Desear que todos estéis Ok, queda poco». Lo fundamental ahora es quedarse en casa para facilitar el trabajo de cracks como Pau Pomar, al pie del cañón en Sant Josep. El sueño olímpico de Marc Tur, Sergi Escandell o Mateo Sanz se demora un año, pero sigue vivo. El vértigo pasará. Un día más, un día menos. Es tiempo de facilitar la labor de nuestros estandartes, dentro y fuera de la cancha, como Ana Boned, capitana del Puchi y una de los muchos sanitarios que estos días libran el partido de sus vidas, de nuestras vidas, en Can Misses. Desde este altavoz: ¡Gracias!