Dijo ayer el presidente Pedro Sánchez: «Seguimos confinados y no estamos aún en la fase de desescalada. Prosigue el estado de alarma, continúa el confinamiento general».

Eso sí, entre hoy y mañana podrán volver al trabajo, entre otros sectores, la construcción y la industria, ahí es nada. Gran parte del tejido productivo del país, vuelve a ponerse en marcha. Vuelven a desplazarse millones de personas en todo el Estado a su lugar de trabajo e irán a por el ‘bocata’, al supermercado a por la ‘birra’, eso sí, al bar a tomar el cortado no podrán ir, que estará confinado.

En las grandes ciudades volveremos a ver los vagones de metro y autobuses atestados y en Formentera, por ejemplo, volverá a crecer el número de viajeros en las barcas.

Eso sí, nos queda el consuelo de que el Govern Balear ha pactado con los sectores laborales que todo lo harán con mascarilla y a dos metros de distancia del compañero más cercano. Alguien le ha dicho a Sánchez que el confinamiento total vale dineritos y que los ERTE los pagamos todos. Y, claro, en una arcas vacías y en las que tardarán en entrar cotizaciones sustanciosas, la cosa está complicada. Sí, señoras y señores, es tan simple como eso: dinero.

Las cifras de contagios y muertes han mejorado durante el confinamiento total, a pesar de ser de las peores de todo el planeta, pero ahí estamos relajándolo. Será fácil para algunos acusarme de agorero y demagogo, el tiempo lo dirá. Lo que es cierto, es que los efectos del paso de este coronavirus van a ser tan devastadores que para emprender la reconstrucción se va a necesitar mucha más altura de miras que la que hasta este momento está demostrando nuestra clase política de un lado y de otro. De momento, andan todos barriendo para casa, como de costumbre. Muy preocupante.