«Hay que diversificar la economía. No podemos depender tanto del turismo». Ésta frase se ha escuchado en muchas ocasiones durante los últimos años cuando el número de turistas crecía y crecía sin parar, especialmente en Ibiza y Formentera. El concepto es interesante, aunque tampoco tan novedoso. Históricamente, la economía ha creado nuevas fuentes de riqueza que han sido el motor de la economía, pero el eslogan de algunos políticos se ha quedado ahí, en una simple frase. Nunca he escuchado ninguna propuesta concreta sobre cómo diversificar la economía, ni un mínimo esbozo, un simple croquis sobre cómo iniciar estos nuevos proyectos que deben ser la alternativa al turismo. Tampoco están cualificados para ello, sobre todo algunos políticos que ni con el actual drama son capaces de dejar en el cajón sus argumentarios partidistas y demagógicos. Este periódico planteaba este domingo la posibilidad de que sea la construcción una de las alternativas ante el parón del turismo. No parece mala idea, ni mucho menos que se intente desde la administración agilizar licencias para construir en aquellos espacios con licencia y edificar viviendas, que tanta falta hacen en Ibiza. Buscar solares para construir viviendas de protección oficial para ofrecer a los residentes viviendas a precios razonables no es una alternativa en Ibiza, es una urgencia. Nos cansamos la pasada legislatura, con bastante vergüenza ajena,de contemplar cómo algunos políticos se dedicaban a hacerse fotos para presentar solares vacíos con el fin de justificar lo que ellos llamaban «urgencia habitacional», pero ahora hemos entrado en una nueva etapa y además tenemos urgencias históricas. Cualquier idea es buena si evitamos que miles de familias se tengan que acoger este próximo invierno a las rentas mínimas. El turismo volverá con fuerza, en cuatro, cinco meses o en un año, pero mientras tanto buscar alternativas es un acto de responsabilidad. No es un capricho.