La mascarada de las mascarillas ha vivido en las últimas horas el enésimo giro del Gobierno sobre su uso o no, una sucesión de anuncios y rectificaciones que se ha convertido en su modus vivendi. Lo que hace dos meses era tildado de un bulo ya ha quedado plasmado en el BOE. Sí amigos, después de una docena de rectificaciones (mascarillas sí, mascarillas no, higiénicas, FPP2, quirúrgicas...) y centenares de memes, fumata blanca: el uso de mascarillas es obligatorio desde hoy para todos los mayores de 6 años. Meses atrás, no sólo no las recomendaron sino que llegaron a decir que eran contraproducentes. El anuncio de la medida coincidió en el tiempo con la publicación del CIS y la deconstrucción que sale de la cocina del ‘chef’ Tezanos. Con cerca de seis millones de trabajadores afectados por un Erte, un ERE, o un cierre de empresa, el centro demoscópico se marcó un «España va bien» en toda regla. Más del 70 % de la población advertiría que la situación económica «es buena o muy buena». Como sentenció el bueno de Vicente Vallés, «sería una magnífica noticia si fuera cierta». El CIS convertido en una gran memez. Esta vez no preguntó por las fakes news, pero no descarten que en su próxima cita aparezca alguna cuestión sobre los escraches o «jarabes democráticos». Los memos que antaño aplaudían y alentaban esta violenta práctica ahora la condenan. Menos memes y demagogia tuitera y más trabajar/gobernar. Entre memes, fake news, temerarios que se manifiestan en pleno estado de alarma en el barrio de Salamanca o en el de Txantrea, y temerarios que abarrotan terrazas y bares como si no hubiera un mañana, emerge la figura de Alberto Garzón y su penúltima mamarrachada. ¡Oiga! que el turismo no tiene valor añadido. El ministro de la cosa debería saber que el denostado sector ‘simplemente’ representa el 12,3 % del PIB y da trabajo a más de 2.6 millones de paisanos. Siempre nos quedará la conexión Pekín-Madrid-Nueva York de la vice Carmen Calvo.