Cada semana que va pasando y se van consumiendo fases de la desescalada, hay quien se empieza a aventurar sobre que es lo que puede ocurrir en Baleares con la temporada turística.

A nadie le queda ya ninguna duda que nuestro periodo estival tradicional no lo vamos a ver, ni a disfrutar como hasta ahora. Para empezar a estas alturas del año, ya tendríamos todos los negocios ligados al turismo en plena arrancada y en cambio a día de hoy nadie tiene la certeza de cuantos hoteles abrirán finalmente, ni como podrá funcionar la oferta complementaria, tanto la restauración, el comercio o el ocio.

Que el escenario que se nos presenta es extremadamente complicado, es más que previsible. Que las distintas administraciones públicas de nuestras islas, se van a tener que involucrar decididamente a la hora de encontrar las mejores alternativas y formando equipo con empresarios y trabajadores, deberán aportar las propuestas que permitan superar estos próximos meses tan difíciles que nos esperan, también parece evidente.

En los momentos que nuestra principal industria, el turismo, se tambalea; parece claro que ha llegado la hora de que todos sin excepción se centren en lo que resultará imprescindible para salvar de la mejor forma posible este verano de 2020, con la esperanza de que en el próximo 2021 todo vuelva al lugar que le corresponda.

Sin duda alguna entre las muchas cosas que habrá que afrontar, una de ellas será la revisión completa de los presupuestos generales de la comunidad autónoma. Y desde luego no puede ser una revisión por encima. Requerirá de la participación de todos los grupos parlamentarios y se hace más necesario que nunca un acuerdo lo más amplio posible para reconducir las partidas destinadas a proyectos que ahora mismo quedan un escalón por debajo de las necesidades sociales y empresariales.

Cualquier argumento que se utilizara en la defensa de los presupuestos que se debatieron en el Parlament Balear el ultimo trimestre del año pasado, ha quedado ahora mismo absolutamente desfasado. Pero no solo lo están los que se utilizaran por parte del equipo de gobierno; también lo están los que se esgrimieron por parte de los grupos de la oposición. Todos sin excepción tienen que hacer un borrado de sus archivos de partido y ponerse a pensar en clave de emergencia, en lo que actualmente se nos viene encima.

Y si volvemos a meses atrás, todos recordaremos algunas partidas presupuestarias y los proyectos a los que estaban destinados; con la certeza de que si ya entonces no nos parecía la inversión más correcta ni acertada, mucho menos se pueden justificar en las circunstancias actuales.

Empecemos por los famosos 10 millones de Ports de les Illes Balears, que fueron traspasados al tren en la isla de Mallorca, desatendiendo necesidades urgentes en muchos de los puertos de competencia autonómica de todas las islas. Seguro que en las circunstancias actuales y ante el sufrimiento que nos espera, se encontrarán otros muchos proyectos en que invertir esos 10 millones.

Podemos seguir con otros 20 millones procedentes del Impuesto de Turismo Sostenible y que está previsto invertir en la ampliación del metro de Palma. En su momento ya resultó incomprensible pretender relacionar el metro de Palma con el turismo, pero es que en estos momentos suena incluso indecente cualquier idea que pase por mantener semejante inversión.

En estos dos ejemplos, me he referido a los presupuestos generales del Govern Balear; pero no es esta la única administración que debería aprobar la modificación de su cuentas, lo mismo deberán hacer los consells y los ayuntamientos.

Hay que centrar todos los esfuerzos en hacer frente a las dramáticas circunstancias que se nos vienen encima.