Un grupo de personas guarda cola para someterse al test en Torrejón. | REUTERS

Francina Armengol no quería que Vicent Torres repitiera como candidato a las elecciones de hace un año. Según nos explicó Marta Díaz, la secretaria general del PSIB maniobró, a través de la entonces secretaria de organización, Bel Oliver, la actual secretaria de estado de Turismo, para defenestrar a Torres y colocar en su lugar a Josep Marí Ribas ‘Agustinet’.

Siempre según el relato de una Díaz despechada, después de la patada en el culo con la que sus antiguos compañeros la despacharon tras el apestoso caso de los gastos con la tarjeta de la institución, ella misma avisó a las juntas locales del movimiento que se estaba preparando y finalmente la operación fue abortada con el resultado que todos sabemos.

A pesar de que como todo el mundo sabe que el alcalde de Sant Josep no sería el actual secretario general de la FSE sin el aval de la todopoderosa Armengol, en las últimas semanas ésta lo ha abandonado de forma inexplicable, salvo que tenga en mente otro candidato a las elecciones de 2023.

Permite que los socialistas pacten con Vicent Marí las 45 propuestas que el Consell d’Eivissa presentó para que fueran incorporadas al decreto de medidas urgentes y luego las ignora. El desprecio es tal que el equipo de gobierno acepta limitar su propuesta estrella, la de permitir pequeñas ampliaciones en viviendas a cambio de inversiones en eficiencia energética e hídrica, a viviendas de hasta 150 metros a petición de los socialistas ibicencos y ni aun así fue aceptada, lo que demuestra que no pintan nada en el PSIB.

Tampoco resolvió Armengol una petición del Ayuntamiento de Sant Josep, compartida con el de Sant Antoni, de permitir un instrumento puente que permitiera a ambos consistorios actualizar unas Normas Subsidiarias obsoletas e ineficaces en tanto no dispongan de un nuevo Plan General aprobado, documento que no se espera que entre en vigor hasta dentro de una década.

Este hecho supone mantener paralizado de facto el municipio con uno de los peores urbanismos de España, a la par que deja tirado al alcalde cuyo margen de maniobra está limitado.

La respuesta de Agustinet a tal desprecio no ha sido alzar la voz, tampoco defender los intereses de los ibicencos y ni mucho menos proteger su autoestima. Ha sido agachar la cabeza y aplaudir con las orejas el desprecio de Armengol. Un ignominioso comunicado que abochorna y avergüenza a los socialistas ibicencos que han quedado retratados en su seguidismo.

Rafa Ruiz mimado. El alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, en cambio ha sido mimado por la presidenta. El Ayuntamiento disponía desde hacía semanas del decreto sobre el suelo rústico. Tuvo tiempo de analizarlo en profundidad y de presentar sugerencias, tal como desveló Periódico de Ibiza y Formentera.

Una de ellas, que bien podría llamarse cláusula Vila, fue aceptada y ha permitido salvar dos urbanizables clave para el municipio, sa Joveria y Can Es Escandell, donde los socialistas llevan prometiendo 530 viviendas de protección oficial, sin que a día de hoy haya ni el proyecto en marcha. Sin citarlos para evitar que sean acusados de hacer urbanismo a la carta y en virtud de que tienen un convenio urbanístico firmado, se han librado de tener que superar un calvario de recursos, indemnizaciones y tramitaciones.

Excluir a ambos urbanizables es una decisión acertada, al igual que lo hubiera sido resolver el problemón de las normas subsidiarias de Sant Josep y Sant Antoni y no se hizo.
No tuvo suerte, en cambio, Rafa Ruiz con la protección de ses Feixes, un terreno que ya está protegido, pero no cuidado, ni recuperado ni puesto en valor y cuyo estado de conservación contrasta con el supuesto interés político en él.

Análisis masivos. El Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz ha puesto en marcha una innovadora medida con el beneplácito de la Consejería de Salud de Madrid. Municipio considerado uno de los epicentros de la pandemia en España ha destinado los fondos de los festejos a cribar a toda la población para generar confianza.

Los test rápidos no son 100% fiables en ningún caso, ya que dependen del tiempo que lleve el virus en el cuerpo y de la calidad del mismo. A más tiempo, más fiabilidad. Son muy baratos y muy fáciles de usar. Una gotita de sangre y diez minutos después se obtiene el resultado.

Permiten, además, una intervención clave para evitar el contagio: identificar la presencia del virus en personas asintomáticas, quienes son sometidas luego a un PCR para saber si el virus aún tiene capacidad de infectar a terceros y, por lo tanto, aislarlas para evitarlo.
Vicent Marí lleva semanas proponiéndolo. Hoy, lo hace otra vez en la entrevista que publicamos. No se atreve, no obstante, a ser tan ambicioso como su compañero de filas de Torrejón, Ignacio Vázquez Casavilla.

Está evitando a toda costa enfrentarse con el Govern porque para él la unidad de acción en estos momentos es un bien superior.

No quiere ruido y confía en que sean los servicios sanitarios y turísticos de la Comunidad los que, en virtud de sus competencias y a través de sus medios, pongan en marcha una medida que supondría un antes y un después en materia de promoción turística, tanto que podemos calificarla de inevitable.

La imagen de España ha quedado tocada y hemos de hacer un esfuerzo para poner en valor que Baleares es un destino seguro porque la incidencia ha sido baja, especialmente en las Pitiusas y Menorca.

Prueba fallida en Formentera. El Govern parece haber descartado los test rápidos, máxime después del fracaso de la prueba de Formentera. Algún día explicará el Govern, espero, qué ha pasado en esta operación de la que nada se sabe, a pesar de que finalizó el 3 de mayo.

Tiene toda la pinta de que los test rápidos del Govern fallan más que una escopeta de feria y de que ésta sea la razón por la que no se ha generalizado el control a través de test rápidos en los aeropuertos, tal como era la intención inicial del Ejecutivo.

Según publicaron ayer Diario de Mallorca y Diario de Ibiza, citando fuentes sindicales, el Govern estaría contemplando la opción de hacer análisis PCR a los 5.000 turistas alemanes que visitarán Baleares el mes de junio, como prueba piloto de lo que va a pasar a partir de julio. Sorprende que los hoteleros no supieran nada de estas intenciones y que el Govern tirara balones fuera sobre esta cuestión. Veremos en qué acaba.

Se supone que si los análisis PCR se hacen en el citado experimento es con el objetivo de que su uso se generalice en un futuro, en el caso de que salga bien. Pero esto, lamentablemente, es mucho suponer en una época de idas y venidas, de decisiones absurdas y de medidas y contramedidas.

Sería deseable que esos análisis se hicieran en origen, pero si no se puede, es mejor que se hagan en destino a que no se hagan, al igual que es mejor hacer test rápidos, aunque no sean 100% fiables, a que no se hagan.

El Ministerio lo valora. El Gobierno, entre lío y lío, parece que está empezando a valorar la opción de hacer test rápidos. En la entrevista que publicamos hace un par de semanas el presidente de la Mesa del Turismo, Juan Molas, aseguró convencido de que ambas medidas se acabarían tomando. «Son inevitables» dijo.

De no hacerlo, la temporada será todavía peor de lo que se prevé porque al igual que nosotros tenemos pocas ganas de viajar a Italia, aunque el sur se ha librado, los europeos tienen pocas ganas de viajar a España.