Las navieras cumplen una labor fundamental en el tráfico de mercancías y pasajeros entre la Península y las Pitiusas. Nadie lo duda. Para ellas se construyó un dique en el puerto de Ibiza, donde pueden atracar y abrigar sus ferrys con seguridad, minimizando las incomodidades y problemas que provoca su tráfico entre la población.

Actualmente hay debate sobre su llegada al puerto de San Antonio. Pescadores, hoteleros, el Club Náutico, ecologistas y un comité ciudadano se han manifestado claramente en contra de su llegada a Portmany, alegando que suponen más inconvenientes que beneficios. Estoy absolutamente de acuerdo con tal postura, tal y como he manifestado en diversas columnas a lo largo de muchos años.

Pese a muchos desmanes, abusos y crímenes estéticos, San Antonio es la mejor zona geográfica de las Pitiusas y su bahía es la gran baza ganadora para resurgir cuan Ave Fénix. Por eso hay que mimarla especialmente. Hay una gran rebelión social contra el plan tan perverso como estúpido que pretendía transformar Portmany en el estercolero de Ibiza, una simple ciudad dormitorio.

Las posibilidades de mejora son magníficas en San Antonio, y ya está experimentando cambios muy positivos. Sé que hay diferencia de opiniones en el Ayuntamiento y que su equipo está muy concienciado en luchar por el bien del pueblo, pero estoy convencido de que, una vez analizados pros y contras en abierto diálogo, se impondrá el sentido común para ver San Antonio libre de ferrys. Y creo que los dueños de las navieras lo comprenderán perfectamente.

Las mejoras medioambientales, estéticas, de seguridad, aumento de calidad de vida, de espacio, son tan formidables que todas las fuerzas políticas deberían unirse por el bien de Portmany.