El miércoles leí una buena noticia: Israel retrasa la anexión del 30% de Cisjordania al no lograr el visto bueno de Estados Unidos. Seguro que muchos de ustedes pensarán aquello de... ¿Y a mi qué? o ¿a que viene esto con lo que está cayendo en España? Y es verdad. Palestina, o lo que queda de ella, nos coge muy lejos y por eso muchos medios de comunicación y buena parte de la sociedad no se paran a pensar en esa franja de tierra de Oriente Próximo que en algún momento de su historia fue país y que desde hace ya demasiados años vive una situación crítica. Israel, bajo el amparo de la comunidad internacional por su poder económico y de influencia sigue anexionando territorios palestinos y actuando con crueldad. Palestina tiene el problema de no tener nada que explotar y si alguna vez lo tuvieron ya no les queda. Los habitantes de Gaza, una estrecha banda de tierra que limita con Israel y Egipto y que es considerada junto con Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán como «territorio ocupado» por Israel desde 1967, viven una situación desesperada. El bloqueo militar que sufre su gente desde 2007 hace que los casi dos millones de personas que viven en sus 360 kilómetros cuadrados sufran una tasa de desempleo del 53 %, que la pobreza alcance a una de cada dos personas, que su economía se haya derrumbado tras registrar un crecimiento negativo del 6,9% en 2018 y que, según Cruz Roja haya una situación crítica por falta de medicinas. Y todo sin hablar de los muertos que aumentan cada día a manos del ejército israelí, muchos de ellos niños, y de las detenciones masivas. Si, seguro que a muchos de ustedes les cogera todo esto lejos y aquí habrá noticias y problemas más importantes pero para mí el miércoles hubo una magnífica noticia. Palestina sigue resistiendo un poco más.