El 2 de septiembre hará once años que llegué a la isla con dos maletas y acompañado de mi madre como la perfecta escudera que ha sido siempre en mi vida. En Madrid dejaba un portal que había montado para deportistas con discapacidad (www.deportesinbarreras.net) por una nueva aventura casi desconocida. A los pocos días de vivir en la calle Bisbe Torres, en la Marina de Vila, bajé un domingo a dar una vuelta por el Mercat Vell. Allí descubrí un mercadillo repleto de artesanos que me abrieron su corazón. Ana, Esther y Juan. Él era el menos hablador, el más tímido y el que menos entraba desde un principio pero me soltó una frase que me ha marcado de por vida... «Ibiza o te echa o te atrapa sin término medio». Fue el inicio de una gran amistad.

Sus amuletos, inspirados en dioses fenicios y púnicos, eran preciosos pero lo mejor de él siempre fue su sinceridad, su mente preclara, su hablar pausado y su capacidad para perseguir sus sueños, aunque tuviera que luchar contra molinos de viento como cierto héroe de la literatura. Tras un tiempo sin hablar me pasó un pequeño texto, que tuve el placer de maquetar, diseñar y después devolverle en formato libro porque se lo merecía más que nadie. Después descubrí con alegría que había cumplido su sueño al publicar su primer libro, Cartas Mitológicas, gracias al apoyo de la revista Aarti. Y ahora, mientras escribo estas líneas estará firmando ejemplares en Vila como hoy hará en Santa Eulària de su segundo trabajo, Y el diablo sin venir, ambientada en el Toledo del siglo XVII. No sé si será un best seller pero creo que para Juan eso es superficial porque este vallecano es diferente. Mientras unos buscan compradores él busca también a alguien que se emocione con una frase suya demostrando que cumplir su sueño de ser novelista no le ha cambiado. Sigue siendo aquel hombre tímido, inteligente, humilde e interesante que me conquistó hace once años en el Mercat Vell. El antihéroe perfecto en los tiempos que corren.