Vamos viendo en estos días como los últimos negocios de temporada van echando el cierre a un verano que lamentablemente no vamos a olvidar.

El miércoles entrevisté al president del Consell de Ibiza, Vicent Marí. Hablaba Marí de las obras de adecuación del albergue de Sa Joveria y de como se estaba preparando la institución para una posible avalancha de personas que precisarán ayuda. Calculaba el president que esas «asistencias» puedan durar hasta que empiece la nueva temporada. Está bien no perder el optimismo, pero si el futuro inmediato es incierto, el de a medio plazo es un gran desconocido.

En la misma semana también entrevisté al conseller de hacienda de Formentera, Bartomeu Escandell, con un discurso muy parecido por lo que respecta a las ayudas.

Escandell explicava que el remanente de 1.800.000 euros que la desactivación provisional de la «ley Montoro» pone a disposición de la institución, podrá ayudar a hacer más soportable el frio invierno a muchas familias que lo van a necesitar.

El departamento económico del Consell de Formentera, trabaja para que las ayudas sean mucho más «directas» a los más necesitados y no tan generalistas como lo fueron después del confinamiento.

Estamos especialmente atentos a las ayudas al alquiler, ya que si llenar la despensa está más o menos garantizado, gracias a la extraordinaria labor de Formenterers Solidaris y la solidaridad de todos, el gran y eterno problema de Formentera es el precio de la vivienda.

Va a ser muy difícil que familias que hayan podido trabajar dos o tres meses este año, puedan hacer frente a elevadas cuotas de alquiler.
El año pasado a estas alturas, muchos hacían cuentas de los dineritos que habían quedado para el invierno, y este año estamos hablando de ayudas para subsistir.
Como ha cambiado el cuento.