Últimamente la gente me pregunta... ¿Qué pasa en Madrid? ¿Y en Vila? ¿Podemos salir de casa? ¿Y a comprar? ¿Cuando acabarán las restricciones? ¿Quien es el bueno y quien el malo? ¿Bajan o suben los contagios? ¿A quien he de creer? Yo les miro poniendo cara de entendido pero enseguida no puedo más y acabo confesando... No tengo ni idea.

Muchos creen que por ser periodista debería estar bien informado, pero me temo que en este tema, por más que leo informaciones de los gobiernos y escucho a compañeros, tengo el mismo desconocimiento que ustedes. Y es que los confinamientos y las medidas no hay por donde cogerlas. Cuando pensaba tener algo claro, la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid tumba el cierre de la comunidad ordenado por el ministro de Sanidad Salvador Illa. Y mientras, aquí, en nuestras queridas islas, el Tribunal Superior de Justicia de Baleares avala exactamente las mismas restricciones para Vila.

Si ambos casos se aplican las medidas adoptadas por los departamentos de Salud de cada comunidad, a instancia del Ministerio de Sanidad, ¿por qué en un lado si y en otro no? Nadie lo entiende, pero entre tanto desconocimiento, los ciudadanos están empezando a hartarse de no tener soluciones y de no llegar a fin de mes mientras los políticos, a los que pagamos todos con nuestro dinero, siguen con su habitual ración de acusaciones, desagravios, insultos o amenazas de recursos a instancias superiores. El otro día me dijo un amigo que en Madrid había cola para ir a prender fuego al Congreso con los diputados dentro. Si no le conociera y supiera que es un tipo tranquilo y guasón me daría miedo porque refleja el hastío general. Seguro que es una broma pero por si acaso yo me lo tomaría como un aviso para empezar a aportar soluciones sin mirar el interés partidista y sí en el bien de los ciudadanos.