El célebre compositor belcantista Gioacchino Rossini es el máximo exponente de este género gracias a su magnánima ópera “Il Barbiere di Siviglia ossia l’inutil precauzione”. Esta precaución inútil es la que lleva a cabo el malvado tutor Don Bartolo que, a pesar de confinar a su Rosina, ésta acaba igualmente rendida a los encantos del Conte d’Almaviva y se fuga con él gracias a la ayuda del factotum de Sevilla, Figaro. Sin duda, en el Govern han escuchado esta ópera, aunque parecen no haber aprendido la moraleja. Siguen dedicándose a establecer medidas de precaución inútiles e ineficaces para frenar los contagios con el único fin de vender a la opinión pública que están haciendo algo, aunque ni ellos mismos sean conscientes de los efectos de sus medidas improvisadas.

Uno de los casos más llamativos ha sido el de las restricciones a las ‘matances’, una tradición ineludible en muchas casas de campo que aporta alimento a muchas familias durante el frío invierno. La última sandez que se le ocurrió al departamento de salud fue limitar esta actividad a las pocas familias que crían un cerdo, impidiendo que lo compraran a un ganadero, con los efectos económicos devastadores que ello tendría para muchos criadores de ganado porcino. ¿Es que un cerdo comprado contagia más que uno criado en casa? Afortunadamente, ya se han dado cuenta de la soberana sandez que ello constituye y se han apresurado a rectificar ante el alzamiento en pie de guerra de la payesía. En las ‘matances’ sólo podrán acudir 10 personas, mientras a su vez el Govern aconseja organizar los trabajos en grupos de 6 ¿Cómo se pueden hacer grupos de 6 con un máximo de 10 personas? Otro ejemplo de que prohíben sin criterio y se extralimitan en un alarde rossinano que mucho se asemeja a la ópera buffa.