Vicent Marí tiene a la oposición desconcertada. El presidente del Consell y su equipo han decidido seguir una estrategia de perfil bajo políticamente muy centrada en la gestión, en lugar de rellenar las páginas de los periódicos con fotos de anuncios y soflamas vacías de contenido, como sucedía en la anterior legislatura en la que se pasaron cuatro años viajando, luciendo modelitos y gastando dinero en un autobombo.

Con un PSOE completamente desnortado, PODEMOS ha querido alzarse como la verdadera oposición con una estrategia que consiste en morder y ofenderse. Critican todo lo que haga el equipo de gobierno, independientemente de que sea beneficioso o no. Ello les ha llevado a exacerbar y endurecer su mensaje, llegando incluso a la agresión verbal.

Esta semana, Viviana de Sans cargó contra el presidente del Consell y le acusó, nada menos, que de maltratar y acosar laboralmente a la viceinterventora de la institución. Atribuir falsamente un comportamiento delictivo podría incluso constituir un delito de calumnias, tal como reza el artículo 205 del Código Penal. Deberían morderse la lengua en la formación morada y cesar en su intento de hacerse ver a través del exabrupto. Aunque, si se muerden, podrían incluso intoxicarse con su proprio veneno.

No contentos con ello, descalificaron al funcionario que sustituirá a la viceinterventora, al manifestar que Marí colocará a «alguien a dedo, de su cuerda política». Hacen lo que critican. Pero no podemos olvidar que es su estilo: disparar lo primero que se les ocurra y ofenderse a la mínima crítica que uno les pueda hacer. De curriculums ignotos, nadan en la indecencia para hacerse ver y con ello sobrevivir. Sin visibilidad, su nómina podría desaparecer en los próximos comicios.