Sin duda hay un peligro que sobrevuela nuestras cabezas, sobre todo si tenemos presentes algunos mensajes que determinados sectores sociales, empresariales y laborales están haciendo llegar a los medios de comunicación. El mensaje en cuestión, no es otro que «hay que salvar la campaña de navidad».

La segunda ola de coronavirus, está obligando a tomar numerosas medidas para combatir su expansión desbocada. Todas estas medidas están agravando la crisis por la que vienen pasando numerosos sectores desde la anterior ola de contagios y que nos llevo a todos a padecer un severo confinamiento bajo el estado de alarma de la pasada primavera. La reacción de las diferentes administraciones está siendo distinta a la que se mantuvo en primavera, ya que en esta segunda ola quienes tienen la responsabilidad de tomar las medidas necesarias para luchar contra la incontable cantidad de nuevos brotes y tratar de contener la expansión del virus, son las comunidades autónomas.

Ello está poniendo de manifiesto las diferentes formas de hacer frente a la pandemia y situando de nuevo como principal punto de preocupación la conocida y fatídica saturación de nuestros hospitales. El exceso de funciones con las que se ha cargado a la atención primaria de nuestro sistema sanitario, unido a la insuficiente mejora de la financiación de este servicio que generalmente viene siendo el mas cercano a nuestra sociedad en general, hacen que el pretendido control de los nuevos brotes no se haya conseguido.

Esta segunda avalancha de afectados por el virus, ha hecho que de nuevo se hayan tenido que aprobar y aplicar medidas muy duras y que han incidido directamente sobre la que en su momento fue denominada nueva normalidad. Cabe recordar que cuando se levanto la vigencia del estado de alarma de la primavera, se estableció un sistema de fases de desescalada que debían desembocar en la recuperación de nuestro sistema de vida de cara a la inminente llegada de la temporada de verano, con lo que ello conllevaba desde el punto de vista económico.

No podemos olvidar que el cumplimiento de las cuatro fases, fue cualquier cosa menos estricto, ya que en muchos territorios se burlaron los plazos fijados para poder pasar de una a otra. Llegaron las prisas por reabrir todos los negocios y la actividad en todas las empresas, especialmente en aquellas que estaban directamente ligadas a la actividad turística y el resultado no fue otro que hacer saltar por los aires cualquier previsión que se hubiera podido hacer de recuperación progresiva de nuestra actividad.

Rápidamente se olvido lo de ir abriendo la mano poco a poco en función de los resultados; de golpe y porrazo y sin transición alguna se abrió la mano totalmente con la ambiciosa intención de sacarle el máximo provecho a los meses que le quedaban a la temporada veraniega. El resultado de tal ejercicio de irresponsabilidad, acabo siendo que de forma fulminante todo lo que se había preparado para sacarle rendimiento a la temporada estival, acabo estallándonos en la cara y esa temporada a la que se le iba a sacar un rápido rendimiento, de golpe y porrazo se dio por finalizada y acabo en un autentico fiasco.

No siempre por correr mucho se llega antes y ahora nos podría ocurrir lo mismo que nos pasó con el verano y que la obsesión por recuperar de pleno la actividad económica de la campaña de Navidad, haga que caigamos de nuevo en el mismo error. En nuestras islas al menos, la época clave es sin duda la temporada de verano y ella es la única que debe estar en nuestro punto de mira. Deben trabajar nuestras administraciones, para que durante todos los meses que faltan para el inicio de la campaña de 2021, se apliquen todas aquellas medidas que sean necesarias para conseguir que Baleares y sobre todo Eivissa y Formentera sean de nuevo un destino turístico seguro, sin precipitaciones por que se acerque la Navidad. Si hay que pasar unas fiestas navideñas con restricciones, valdrá la pena hacerlo si con ello conseguimos llegar al inicio del verano con un escenario radicalmente distinto al de ahora y recuperar con cierta garantía de éxito nuestra principal industria, el turismo.

Nuestro único objetivo ha de ser arrinconar a la pandemia en nuestras islas, por que solo venciendo y enterrando al maldito virus, recuperaremos toda nuestra actividad y nuestro modo de vida. No hacerlo así, será abocarnos a un nuevo y tremendo fracaso.