En su día aseguró que su estancia en el Congreso se limitaría a un año y medio y ya va por el lustro. «En 18 meses dejaré mi escaño para regresar a la República Catalana» remarcó Rufián en la Cámara Baja, hoy más baja que nunca. Su presunta hoja de ruta ya era una de las clásicas rufianadas de este hacedor de gags sobre el que hoy pivota la política nacional del conjunto de España. «No hay plan B. Tenemos que hacer lo que siempre hemos hecho, respetar los acuerdos firmados, la hoja de ruta. No estaremos ni un día más de los 18 meses que marca la hoja de ruta y, cuando se proclame la independencia de Cataluña marcharse, porque ya habremos hecho nuestro trabajo. Esta imagen de los diputados independentistas marchándose es muy potente», insistió días después en una entrevista Rufián. Un hombre de palabra.

Con el paso de los años, Gabriel se ha ido acomodando en su escaño de la carrera de San Jerónimo. Cinco años después, Rufián marca parte de la hoja de ruta del Gobierno a cuenta del voto favorable a los Presupuestos Generales. Después de destrozar buena parte del tejido empresarial de Cataluña, el emisario de ERC en Madrid exige una comisión bilateral para acabar con el «paraíso fiscal de Madrid». La obsesión de algunos con Madrid ya es enfermiza. En lugar de reclamar mejoras para los catalanes exige restricciones para Madrid. Nada que decir del País Vasco o Navarra, autonomías que sí disfrutan de unos regímenes fiscales bien beneficiosos. Rufián cuenta con el visto bueno de Pedro Sánchez porque sacar adelante las Cuentas es la prioridad para otro hombre de palabra. En tres meses hemos pasado de ‘tener controlada’ la pandemia y el animoso mensaje: «hay que salir a la calle, hay que disfrutar de la nueva normalidad recuperada», a los toques de queda y más restricciones. Pero no olvidéis que de esta saldremos más fuertes. Rufianadas.