Ya en el mes de abril había muchos expertos que proponían la masiva realización de pruebas para saber si los ciudadanos estaban contagiados por Covid19. Nada menos que ocho meses ha tardado el Gobierno de Sánchez para obligar que los viajeros llegados de otros países a que presenten un certificado negativo de PCR, pero hay un problema.

En muchos casos hacer la prueba PCR es más costoso que el billete de avión, lo que supone un hándicap para destinos turísticos como Ibiza y Formentera, que aunque muchos no lo sepan ni crean reciben muchas decenas de miles de turistas cada año que no son millonarios. El sector turístico, sobre todo patronales hoteleras más ruidosas y menos palmeras que las autóctonas, han avisado que deben admitirse los test de antígenos para reactivar el turismo, pero el Gobierno ha dicho que no son necesarios. El test de antígenos apenas cuesta 3 o 4 euros, hasta 50 céntimos en algunos casos, lo que evidentemente permitiría una reacción turística mucho más rápida y efectiva. No sé si el Gobierno de Sánchez y el Govern de Armengol quieren otro verano hibernado, sin apenas actividad económica y pagando ERTE a la mayoría de trabajadores, pero por una vez escuchen a los que realmente saben de turismo. Tampoco sé si nuestros representantes políticos en Madrid se reúnen con expertos, pero por una vez hagan algo útil y presionen urgentemente para que autoricen los test de antígenos.

Por cierto, qué envidia los parlamentarios británicos que defienden más a los votantes de su circunscripción que al líder de su propio partido. Pero si no han hablado con expertos, que es lo mas probable, que sepan que desde hace meses que el sector turístico trabaja con esta propuesta, que supondría utilizar los test igual que las mascarillas, es decir, llevar varios en los bolsillos y usarlos de forma ágil y natural, sin necesidad de gastarse 120 euros cada vez que cogemos un avión.