Veo con sorpresa que Vila instala la feria que todos los años se monta con motivo de las fiestas navideñas en el barrio de Can Misses y la verdad, no logro entender cómo puede ser que con todas las restricciones que hemos sufrido estas últimas semanas se permita la instalación de la feria como si no pasase nada. Y vaya por delante que reconozco que Ibiza, en condiciones normales, necesita este tipo de entretenimiento porque hay muy pocos sitios donde ir con los más pequeños de la casa en estos meses de invierno. La feria es un soplo de aire fresco para muchos padres que no saben cómo agotar a sus retoños los domingos por la tarde. Pero es que no estamos en un año normal. Tenemos que hacer sorteos familiares para ver quién entra en la cena de 10 de casa de mamá, cenar a toda prisa si sales a un restaurante para estar a medianoche en casa, nos han leído la cartilla para que no hagamos reuniones de más de seis personas y en Vila han sufrido restricciones incómodas que han dado como resultado el tan esperado aplanamiento de la curva. Este año que los negocios de Vila están agonizando, que los comerciantes de todos los barrios sin excepción se desangran sin compasión, este año en el que algunos pequeños comercios tenían puestas sus últimas esperanzas en este mes de diciembre y la campaña de Navidad, montan de nuevo una feria que atrae a los residentes a esta zona de la ciudad, en vez de pasear por otras más céntricas, para dar de comer a los feriantes foráneos. Y sinceramente no sé cómo lo van a hacer para controlar la distancia de seguridad. No me cabe en la cabeza qué protocolos anti COVID se van a seguir, cómo se va a evitar que los niños se sienten apelotonados en las atracciones, o si se va a controlar el aforo, como en los cines, en el tren de la bruja. Los niños entran al colegio pasando por controles de temperatura y lavado de manos, ¿harán lo mismo para permitir el acceso a la feria?