Cada año con la llegada de los meses de Noviembre y Diciembre, tiene lugar la tramitación parlamentaria de los presupuestos de nuestra Comunidad Autónoma para el año próximo y con ello se produce sistemáticamente con la aprobación definitiva de los mismos la consumación de una de las situaciones de más agravio y de mayor injusticia para los residentes y las instituciones pitiusas.

Año tras año viene ocurriendo lo mismo y este no ha sido una excepción. Hay diversas discrepancias en cuanto a determinadas partidas presupuestarias y si bien para algunas de ellas se van buscando y encontrando soluciones, hay una muy concreta que no parece tener visos de que sobre la misma se vaya a llegar a un consenso.

El problema convertido ya en agravio enquistado, no es otro que la financiación que recibe cada una de las islas de nuestra comunidad para la financiación del transporte público terrestre y lo que imposibilita que dicha financiación pueda llegar a ser justa y equitativa para todas las islas, es la falta de voluntad e interés por parte tanto del Govern Balear, como de las instituciones insulares que tienen la competencia en esta materia transferida. Especifico lo de las que tienen la responsabilidad de gestionar el transporte terrestre, por que hay una, en concreto el Consell Insular de Mallorca que a día de hoy se sigue negando a recibir la citada competencia.

¿Cual es la consecuencia directa de que eso ocurra?, pues que quien realiza la gestión del transporte público por carretera en la isla mayor, o sea Mallorca, es el Govern de la Comunidad; con lo que también es quien aporta el cien por cien de su financiación. Si trasladamos esto a los números fríos del presupuesto autonómico, veremos como cada año resulta un escándalo lo que recibe cada isla para financiar su propio transporte terrestre.

Este año es un ejemplo más de que se sigue tomando el pelo descaradamente a todos los residentes de Eivissa y Formentera y a las instituciones que las gobiernan. El transporte terrestre de Mallorca, recibirá del Govern el próximo año, alrededor de 100 millones de euros, mientras que la isla de Eivissa apenas 2 millones. La diferencia en las cifras es una autentica barbaridad, pero lo es más todavía la falta de interés de todas las instituciones en acabar con semejante injusticia. El Govern se cierra en banda y pretende justificarse con el argumento de que la financiación que le corresponde a nuestra isla se pacto cuando se negoció el traspaso al Consell de la competencia, incluso a sabiendas de que en ese momento se acabo aceptando una cantidad insuficiente y realmente ridícula. Por otro lado hasta el día de hoy, ningún gobierno insular haya sido del color que haya sido, ha tenido la valentía y arrestos suficientes para plantarle cara al ejecutivo autonómico y exigir de una vez por todas la solución definitiva de este tremendo desaguisado.

Las contrapartidas que hasta ahora se han venido negociando, vía convenios puntuales en determinados ejercicios, no son más que meros parches que no han servido más que para que algunos crean que se trataba del inicio de la solución, cuando no han sido más que formas de dejar pasar el tiempo y nada más. Y ni tan siquiera con acuerdos de última hora como el alcanzado este año se hace justicia con nuestras islas y, ha tenido que ser un partido menorquín quien haya negociado una enmienda para mejorar esta financiación, gracias a la cual Menorca vera incrementada su partida en 9 millones de euros, mientras que el aumento de la aportación para Eivissa, se queda en 2,5 millones. Puede que en el resultado final de este acuerdo, tenga algo o mucho que ver, que el máximo responsable de la conselleria del Govern en materia de transporte, sea el menorquín Marc Pons. Parece que los gintonics a horas intempestivas después de alguna cena de trabajo de este conseller con la Presidenta, han acabado dando resultado.

Ni PSOE, ni Podemos, ni PP, muestran la menor intención de enterrar de una vez por todas este sangrante agravio comparativo y mientras cada uno barre para los suyos, el Govern para Mallorca; el conseller para Menorca, no hay nadie, absolutamente nadie se preocupa de lo que les acabe llegando a las islas de Eivissa y Formentera.

Emulando a Cicerón en las Catilinarias, podríamos preguntarnos ¿hasta cuando abusaras Govern de nuestra paciencia?