Ya ocurrió en la pasada temporada de verano cuando todo parecía bien encarrilado. De forma imprevista empezaron a aparecer brotes de coronavirus que dieron al traste con toda la planificación que se había aprobado para hacer frente a una incierta temporada turística. En aquel momento se aprobó incluso un plan mediante el cual se creaban corredores aéreos seguros para la llegada de turistas alemanes a nuestras islas. Todos los técnicos y expertos en planificación turística se pusieron a trabajar en la fórmula para que los turistas extranjeros que llegaran lo pudieran hacer con ciertas garantías.

Nadie cayó en la cuenta en aquel momento que el peligro también podía llegar de dentro de nuestro propio país. No se tomaron las medidas oportunas en el control de los viajeros que llegaban a Baleares procedentes de otras comunidades autónomas y ello fue la debacle total. Los casos se dispararon en nuestras islas y nada más empezar la temporada se tuvo que dar por liquidada ante la avalancha de anulaciones que se produjeron. La falta de control interno dio al traste con toda la planificación que se aprobó en su momento.

Pues parece que nuestra institución de gobierno autonómica está repitiendo los errores que se cometieron el invierno y primavera pasados. Ahora hay que hacer frente a una nueva ola de contagios y nuevamente nuestras islas han pasado de ser la comunidad autónoma que arrojaba las mejores cifras a que la isla de Mallorca en concreto haya pasado a encabezar la lista de los territorios que se encuentran en peor situación.

Recientemente hemos conocido dos nuevos planes que tienen de nuevo el punto de mira puesto en la próxima temporada estival. El primero de ellos es la aprobación en Eivissa de los convenios que dan cobertura a las obras incluidas en el llamado ‘Plan de Mejora de la Sostenibilidad y la Eficiencia Urbana en Eivissa’ entre el Consell Insular y los cinco ayuntamientos de nuestra isla. El objetivo de dicho plan es la reactivación económica de la isla a través de la inversión pública, con una aportación global de 4,6 millones de euros entre el Consell y el Govern Balear y a la que se añadirán las cantidades que aporte cada ayuntamiento.

El segundo de los planes anunciados estos días es el denominado ‘Ibiza Reinicia 2021’, que pretende marcar las estrategias necesarias para la reactivación del turismo en nuestra isla la próxima temporada. Este plan pretende que Eivissa pueda situarse con un índice acumulado de casos de covid-19 por debajo de los 25 por cada 100.000 habitantes, lo que haría que la isla fuera considerada, según los baremos de la Unión Europea, como un destino turístico seguro. En este plan se contempla, entre otras posibilidades, la de realizar algún tipo de control sanitario a todos los viajeros que lleguen a nuestra isla, evaluando incluso los posibles costes en función del tipo de test que se decidiera realizar.

Ambos planes están muy bien como tales documentos de previsión y programación de los próximos meses, pero hay un elemento que no se nos puede escapar y no es otro que, dadas las pocas competencias que gestiona la institución insular y su reducida capacidad económica, se hace imprescindible la participación de los gobiernos estatal y autonómico.

Y es, precisamente, en la participación del Govern Balear donde parece que podrían surgir algunas discrepancias, especialmente cuando se trata de establecer un imprescindible control sanitario en la movilidad entre las islas de nuestra comunidad autónoma. No hace mucho los consells de Formentera y Eivissa trasladaron al Govern Balear la necesidad de que se realicen controles sanitarios a los pasajeros que procedan de Mallorca, dada la grave situación por la que atraviesa esa isla. La respuesta de Presidencia a esta petición no fue otra que la negativa a imponer ese tipo de control en la movilidad interna.

De nada servirán planes y previsiones de escenarios de futuro si no somos capaces de conseguir que las Pitiusas sean realmente un destino turístico seguro y ello no se conseguirá si ahora el Ejecutivo balear comete los mismos errores que otros cometieron a las puertas del pasado verano. Si a día de hoy la realidad es que Mallorca es la isla que peores resultados arroja, a los pasajeros que lleguen de la misma se les debe exigir el mismo control sanitario que a los procedentes de otras regiones del estado español. Veremos hasta dónde llega la capacidad analítica y de gestión de nuestros gobernantes.