El Govern nos anunció en diciembre que una gran parte de la población balear, sobre el 70 por ciento, estaría vacunada en el mes de junio. Para ello se vacunaría a una media de 1.000 personas diarias, una previsión que ya provocó los primeros recelos entre todos aquellos que, simplemente, saben dividir.

La propaganda habitual funcionó magníficamente con las primeras vacunaciones, pero llegaron las fiestas navideñas, los puentes y se pasó de 1.000 diarios a 3.000 vacunados a la semana. Si mantenemos este ritmo harán falta más de diez años para vacunar a toda la población balear, si bien parece que el Govern ‘pedirá’ a los sanitarios que puedan vacunar los fines de semana y los festivos.

De pedir ayuda al Ejército, ya veremos, aunque ya sabemos que los partidos del Govern prefieren ver lejos a los militares. Sin embargo, el Govern dice que el plan de vacunación va según el ritmo previsto y solo les falta denunciar que la Comunidad de Madrid lo hace mucho peor que Balears.

Sorprende ante el evidente desastre en la planificación de vacunación, en base a los datos aportados por el Govern, que no haya ninguna reacción. Igual si imitásemos un poco a países como Israel el número de vacunados aumentaría, pero a la patronal hotelera de Mallorca, y a la CAEB en general, el tema parece no preocuparles lo más mínimo por su silencio cómplice respecto al plan de vacunación a ritmo de tortuga. De los sindicatos, mejor ni hablar.

Nos estamos jugando no solo la próxima temporada de verano sino el futuro de la economía balear de muchos años, pero nadie reacciona ni dice nada por cuestiones ideológicas o por miedo a perder la subvención. O por temor a los inspectores de Negueruela, que nunca se sabe.

Afortunadamente hay tiempo para reaccionar.