Este periódico ha ido publicando prácticamente en solitario que la Oficina Anticorrupción está analizando un posible mal uso de las dietas por parte de algunos diputados. En el punto de mira hay parlamentarios ibicencos y formenterenses que, al parecer, hacen mal uso de estas compensaciones que tienen por la insularidad.

Lamentablemente se pasa de reivindicar soluciones que compensen la insularidad a incumplirlas con chanchullos y trampas. Hace ya algunos años que Periódico de Ibiza y Formentera publicó un corto en la sección Gritos y susurros donde señalaba que la diputada de Formentera vivía en realidad en Santa Eulària. Silvia Tur daba las pistas en cada tuit que publicaba al incluir su ubicación.

Al ser descubierta, eliminó la ubicación rápida y veloz. Como muchas cuestiones que afectan a la gauche divine el tema pasó de puntillas, pero hubiese sido de esperar que el Parlament investigase si la diputada cobraba dietas como si viviese en Formentera cuando en realidad reside en Santa Eulària. Eso es una irregularidad como una casa que habrá costado a los contribuyentes varios miles de euros. Lo mismo ocurre con Enric Casasnovas, que vive toda la semana en Palma, y está en su derecho, pero no cobrando una dieta por cinco días cuando en realidad no hay actividad parlamentaria cada día. También está en el punto de mira el diputado de Ciudadanos de Ibiza.

Los que se pusieron tan dignos y serios con el uso de la tarjeta de crédito por parte de Marta Díaz deberán ahora hacer lo mismo si se confirman las irregularidades de algunos diputados socialistas. Y Ciudadanos y Gent de Formentera, lo mismo.

No puede ser que en plena pandemia, con empresas al borde de la quiebra y miles de trabajadores en ERTE, algunos diputados quieran cobrar en dietas lo que no les corresponde, haciendo trampas. Si las hay, solo hay un camino posible: la dimisión.