Hace pocos días, la visita a Baleares del Secretario de Estado para la Unión Europea, Sr. Juan González-Barba, echó un jarro de agua fría sobre las expectativas de nuestra Comunidad Autónoma de tener una cierta prioridad dentro de los planes de vacunación en base a la naturaleza turística de las principales actividades económicas. El Secretario de Estado señaló, taxativamente y con toda crudeza, que el Gobierno de España no contemplaba dar prioridad en las vacunas a las comunidades turísticas, criticando además que no se debía pretender “una inmunidad anticipada” dependiendo de las actividades económicas de un sitio u otro.

Estas declaraciones llamaron la atención, primero porque este tema, sólo muy indirectamente entraría dentro de las competencias del Secretario de Estado. Y también, por la forma, aparte del fondo, por la falta de diplomacia en la manera de expresarlo, precisamente en una persona que es miembro de la carrera diplomática. Parecía el enviado del Gobierno “para poner claro a estos de Baleares, situados fuera de la realidad -incluido el gobierno regional, que por cierto quedó bastante desairado- que sus ensoñaciones debían ser cortadas de raíz” (el entrecomillado es mío para reflejar la sensación que producían sus palabras). Es cómo si el Gobierno hubiese enviado a un “viceministro”, para ponernos las cosas en claro, salvo que el Secretario de Estado estuviese improvisando, lo cual no sería la primera vez que sucede con este y otros asuntos.

Sin embargo, la visita de este funcionario no fue corta, sino que duraba más de una jornada. Lo digo porque conforme pasaron sus horas en territorio balear, alguien le debió dar un toque severo de atención sobre lo profundamente inconvenientes que eran sus palabras, denotando un desconocimiento y una patente falta de sensibilidad hacia la situación real de Baleares.

Tanto es así que, al día siguiente, en una reunión que mantuvo con el Presidente del Consell de Ibiza y los agentes sociales de Ibiza y Formentera, cambió algo (solamente algo) el discurso. Al menos de cara a la galería (la galería éramos nosotros) introdujo el matiz de que “había que salvar de manera razonable la campaña de verano” (cuando el día anterior había olvidado que aquí hay una cadena de valor que necesita de manera imperiosa que se pueda garantizar una mínima apertura de la temporada turística). Pero es que, además, se atrevió a afirmar (seguramente con la pretensión de regar los oídos del auditorio) que esta campaña debería ser ¡nada menos! que el “principio del relanzamiento”. Idea muy profunda, no hay duda, y que todo el mundo firmaría, salvo que a día de hoy nadie habla de ello, sencillamente porque el común de todos nosotros se limita a observar cómo va la dinámica real de las cosas.

Seguramente también para intentar compensar la crudeza (o pifia, según lo miremos) del día anterior, señaló que “a título personal” (ojo: a título personal) iba a trasladar (se supone que a los verdaderos ámbitos de decisión del Gobierno) que “en la siguiente fase de vacunación se incluyese cómo grupos diana el personal de los sectores HORECA y comercio”. De esta manera, si se aceptaba este enfoque, indicó que sería cómo dar prioridad a las comunidades más vinculadas al turismo. Cómo ocurrencia para salir del paso, no está mal, e incluso se podría estudiar si es viable. Pero cómo muchos pensaremos “yo quiero verlo”.

Visto desde una óptica positiva, por decir algo, siempre son de agradecer las rectificaciones, especialmente cuando se insertan en una línea más razonable de análisis de las cosas. Pero no nos engañemos: la visita del Secretario de Estado puso de relieve l que hemos visto muchas veces: la poca comprensión que tiene el turismo en las esferas de la Administración del Estado; la difícil tarea que tenemos las comunidades turísticas; los palos de ciego que se siguen dando desde la Administración estatal; la improvisación a que nos tienen acostumbrados; y la falta de credibilidad.

El jarro de agua fría apenas pasó a ser un jarro de agua tibia. Supongo que hay que agradecerlo. Pero lo que quedó claro es que nuestro gobierno regional tiene una ineludible, incierta e ingrata tarea por delante.

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José Antonio Roselló Rausell
es economista, empresario y en la actualidad vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB) por Ibiza y Formentera