Con incertidumbre y preocupación una gran parte de la sociedad ibicenca asiste a uno de los acontecimientos locales de mayor repercusión en los últimos tiempos: la continuidad del Club Náutico de Ibiza, institución que cuenta con más de 90 años de bagaje a sus espaldas, está en juego.

Sin conocer en profundidad el proceso legal en el que se encuentra inmerso el futuro aprovechamiento y explotación de este espacio que hasta ahora ha sido de interés general para la población, voy a permitirme la licencia de escribir unas líneas sobre el trascendental papel que desde mi punto de vista ha desempeñado durante décadas ‘el Club’.

Son innumerables las personas que, de una forma u otra, han podido disfrutar de un Club abierto a todo el mundo desde su nacimiento: desde el punto de vista social, ha estado de forma incuestionable presente en las vidas de muchos ibicencos, que han encontrado aquí un espacio para verse con los conocidos de siempre, para hacer vida y, en definitiva, para estar en su segunda casa; no podemos dejar de lado la posibilidad que han tenido muchos socios de tener un amarre para sus embarcaciones de forma accesible para sus bolsillos; ni por supuesto olvidar la enorme contribución al desarrollo personal, desde edades muy tempranas, en las vidas de todos aquellos que hemos tenido la suerte de iniciarnos en el deporte de la vela en los cursillos de verano del club y hacer de este deporte nuestro estilo de vida.

Por si fuera poco, cada verano es común hacerse eco de la encomiable labor del programa ‘Un mar de posibilidades’, que de forma tan brillante acerca las actividades náuticas a personas con necesidades especiales.

En el plano deportivo, no hay que menospreciar que el Club ha sido históricamente una auténtica mina de ganadores que han defendido el pabellón ibicenco a niveles en algunos casos internacionales, y han reportado grandes éxitos para la ciudad de Ibiza, teniendo varios campeones de España, de Europa e incluso algún podio mundial. Puede que más de uno se sorprenda al ver el impresionante cuadro de honor de un club que no olvidemos pertenece a una isla tan pequeña como la nuestra.

En definitiva, una institución que históricamente ha acercado el mar a los ciudadanos de Ibiza y nos ha permitido a muchas personas alimentarnos de las mejores experiencias, valores y lecciones que nos acompañarán toda la vida, está en peligro de desaparición. Por nuestro pasado y nuestro futuro, vale la pena luchar para que esto no suceda. Espero que estas líneas hayan servido a más de uno para darse cuenta de lo mucho que está en juego para la riqueza de nuestra sociedad.