Baleares sigue a la cola en vacunación por comunidades autónomas y los 11.000 vacunados al día que prometía Armengol en un debate parlamentario ya nadie se los cree. Con casi el 4 por ciento de la población vacunada, la temporada turística de verano empieza a peligrar y lamentablemente no se ven síntomas de que el Gobierno tome alguna medida para traer más vacunas y activar la inmunización de la población.

Pero hay soluciones. En Punta Cana, por ejemplo, el empresario e impulsor más importante de la principal zona turística de República Dominicana, Frank Rainieri, ha decidido financiar de su bolsillo las vacunas. Se las pueden poner todos los trabajadores de los complejos turísticos, además de la población que vive en los pueblos próximos a los resorts. La vacunación masiva se realiza en el aeropuerto de Punta Cana. Las vacunas proceden de China. Cuando se le ha preguntado a Rainieri por la procedencia de las vacunas, ha dicho: “¿Alguna vez nos ha importado dónde se han fabricado las vacunas que nos hemos puesto durante toda nuestra vida?”. La vacunación masiva está provocando una gran reacción en el sector turístico y los resorts empiezan a salir de la crisis.

En Ibiza y en Balears en general hubiesen podido tomar una decisión similar, pero el Gobierno central sigue confiando en las gestiones hasta ahora fallidas de la Comisión Europea. Países como Hungría ya han decidido saltarse la burocracia europea y han comprado vacunas chinas y rusas. Lo peor de todo es el silencio de los políticos de Baleares. Existe un gran riesgo de una segunda temporada turística en blanco o bajo mínimos y no dicen nada, no reaccionan. Todo es por puro partidismo, pero están cometiendo un error imperdonable y poder evitar la ruina para miles de familias. En lugar de tantos tuits, aprendan de Punta Cana.