Turistas en el aeropuerto de Ibiza durante la pasada Semana Santa. | Marcelo Sastre

Una vez finalizado el estado de alarma en nuestro país, se ha iniciado el proceso de desescalada que debería conducirnos a una situación lo más parecida posible a la vida que todos llevábamos antes de la llegada de la infausta pandemia. Algo muy similar está ocurriendo en aquellos países que son los principales emisores del turismo que recibimos en nuestras islas durante la temporada estival.

En cada uno de esos países emisores, se están fijando las condiciones que marcarán la movilidad de sus ciudadanos, aprobando medidas más o menos restrictivas para sus desplazamientos y el regreso a sus lugares de residencia. Evidentemente de lo que se decida en el Reino Unido, en Alemania, en Italia, en Holanda o en Francia; dependerá la posibilidad de que sus súbditos puedan planificar sus vacaciones de una forma o de otra, ahora bien no solo de eso dependerá que podamos empezar en este verano de 2021 a recuperar una temporada turística en la que todos venimos soñando.

La situación de seguridad sanitaria en la que tengamos nuestras islas, juega un papel fundamental a la hora de que todos nuestros visitantes puedan decantarse por Baleares cuando tengan que decidir donde van a pasar sus vacaciones; por lo tanto muy importante es lo que se haga aquí como islas receptoras de cara a la decisión que vayan a tomar nuestros potenciales visitantes.

En principio parece crucial la decisión de que la desescalada se vaya produciendo con prudencia, sobre todo si tenemos en cuenta el autentico caos que provoco el año pasado la precipitación.

La cautela y la ausencia de prisas son sin duda alguna la mejor opción, por lo tanto y a pesar de la prisa que a algún sector le puedan entrar por recuperar ya el cien por cien de su actividad, lo correcto es ir abriendo la mano poco a poco, de forma que se tenga capacidad de reacción inmediata si surgiera cualquier contratiempo. El proceso de vacunación en todos los países es sin duda crucial, pero el grado idóneo de inmunización colectiva, seguramente no se alcanzará hasta finales del verano, por lo que en los próximos meses seguirán siendo necesarias medidas de control.

Tener opciones a una temporada muy distinta a la de 2020, pasa por no repetir los errores y es por ello que no podemos dejar que el optimismo nos invada a la primera señal de que el sacrificio de todos está dando buenos resultados y se pretenda recuperar todo tipo de actividad comercial y turística en este mismo mes de mayo. Hay que mantener una prudente cautela y para ello y en aras de no tirar por la borda todo lo conseguido, ahora más que nunca sera imprescindible que se controle al máximo el cumplimiento a rajatabla de la normativa en vigor.

Es crucial que en estos momentos, ya fuera del estado de alarma, se mantengan en nuestras islas férreos controles en los puertos y aeropuertos, que la apertura de los negocios se haga siguiendo escrupulosamente las condiciones fijadas para ello y por supuesto que por parte de las administraciones exista la capacidad suficiente para poder controlar que todo ello se cumple. Se debe ser exigente con los negocios legalmente establecidos, pero al mismo tiempo hay que ser contundente con la persecución y castigo de todos aquellos que pretenden sacar un beneficio al margen de la ley.

No se puede estar más que de acuerdo con la reclamación que se hace desde el Consell Insular sobre la necesidad de que las fuerzas de seguridad puedan intervenir con inmediatez y eficacia en viviendas particulares en las que se estén celebrando fiestas de forma ilegal y con las que se obtienen pingües beneficios; mientras los negocios legales están sujetos a numerosas restricciones y controles.

También es exigible el inmediato control de las fiestas en los barcos por nuestro litoral, que por lo que se sabe ya se han empezado a comercializar y que contravienen la normativa aplicable en estos días. No tienen ninguna lógica que si no pueden sentarse mas de cuatro o seis personas en una misma mesa de la terraza de un restaurante, otros pretendan meter a un centenar en un espacio de las dimensiones que tienen los barcos en los que se hacen ese tipo de fiestas.

Hay que controlar ahora para poder aspirar a algún tipo de temporada veraniega razonable, de lo contrario todo se puede ir al traste nuevamente.