La 'Banda del Rolex' es un tentáculo de la camorra napolitana.

Habemus verano! La Banda del Rolex ha vuelto a actuar, con lo que se demuestra que las perspectivas de turismo de pasta en Ibiza son prometedoras. El ojo de los cacos para sus operaciones clandestinas supera las proyecciones de cualquier asesor del Govern. Tal banda es un tentáculo de la camorra napolitana, reyes del hampa de la bellísima ciudad a la falda del Vesubio, en cuyos coloridos balcones se tienden las cartucheras al lado de inmaculados sostenes de armoniosas proporciones dignas de Sofía Loren.

El modus operandi es habitual: frecuentan lugares de moda atiborrados de gente que gusta presumir, localizan a la fashion-victim (lo mismo puede ser un constructor valenciano que un modisto de Dusseldorf), le hacen un discreto seguimiento, la arrinconan en alguna callejuela y practican un tirón con la fuerza que dan toda una vida de comer spaguettis a la vongole. Luego salen disparados en vespa, como si fueran Gregory Peck de vacaciones por Ibiza (pero sin cuatro negronis en el cuerpo) y con una aspirante a Audrey Hepburn de cuerpo tatuado… A veces esconden el botín entre bolas de calcetines cortos con aromas de queso de oveja transalpina.

La policía ya conoce a esta banda íntimamente y realiza numerosas detenciones. Las joyerías, hartas de vender baratos swatchs, se muestran recelosas ante el miedo de sus clientes a mostrar el caro peluco. Pero vanitas vanitatis , todo sigue igual. La entrada de tantas organizaciones mafiosas significa que somos el paso siguiente de los que ya dominan la Costa del Sol. Las fuerzas del orden están muy alerta, aunque no de abasto, así como las desfasadas mafias locales que toda isla tiene naturalmente, pues la nueva globalización del hampa veranea en Ibiza desde hace años.