El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una imagen de archivo. | Europa Press

"Empieza el baile". Este es el mensaje de whastapp que el presidente Sánchez envió a sus colaboradores más estrechos la mañana del sábado, poco antes de anunciar una crisis de gobierno que se llevó por delante a varias piezas de notable peso en el Ejecutivo. El mensaje y la operación para descarrilar a figuras como Ábalos (el de «a mi no me echa nadie») o el todopoderoso Redondo, fue desvelado por Escolar (fuego amigo) y de ser cierto es un buen retrato de la personalidad de Pedro Sánchez. Apenas 48 horas antes había negado cambios en el Consejo de Ministros y lo que podía ser un movimiento de piezas puntuales por la salida de Carmen Calvo -tocada y hundida por la Ley LGTBI- se convirtió en una suerte de «cambios a la americana» con el cambio de caras en siete carteras, una quema de la que salió libre la cuota de Podemos y eso que algunos como Garzón se la han ganado a pulso.

Como amante del baloncesto, cualquiera podría pensar que el presidente estaba pensando en esa obra de arte llamada The last dance, un último baile para encarar el segundo tramo de una legislatura en caída libre según las encuestas. Sánchez recuperó su exposición mediática en fin de semana para informar de los cambios y dar cuenta de que la edad media del ejecutivo ha bajado, un dato que suele aportarse en los equipos deportivos. Sánchez rejuvenece el equipo socialista para atraer a los jóvenes y frenar la sangría que se ha acelerado con la gestión (?) de la pandemia, la traslación de esta a los gobiernos autonómicos y el triunfo de Ayuso en Madrid. El Gobierno hace meses que va a remolque y el último varapalo le llegó ayer vía Tribunal Constitucional y una sentencia que declara ilegal el primer estado de alarma. Aquí en las islas sumamos el retroceso al semáforo ámbar, tal y como presagiamos hace dos semanas en este altavoz: Megabrote y ‘Dragon Khan’. Empieza el baile y no es tiempo de congas.