La lucha contra el abuso y la explotación sexual de menores en línea no genera debate. | Pixabay

El Parlamento Europeo aprobó el pasado 6 de julio un reglamento temporal, conocido como Chatcontrol, que permitirá a las compañías tecnológicas escanear comunicaciones electrónicas privadas, con el objetivo de detectar contenidos de pornografía infantil y explotación de menores.

De esta forma, la normativa deroga la Directiva 2002/58/CE, conocida como ePrivacy, que regula aspectos como la confidencialidad de la información, el tratamiento de los datos personales y las cookies de terceros.

La lucha contra el abuso y la explotación sexual de menores en línea no genera debate. Incluso tengo que decir que deberían poner en marcha más mecanismos para luchar contra este tipo de crimen. Con lo que no estoy de acuerdo es con la suspensión de la directiva ePrivacy. Esta autoridad encargada precisamente de velar porque las políticas y regulaciones de la Unión Europea respeten el derecho a la intimidad y a la protección de los datos personales.

Es inaceptable que nuestros mensajes personales se monitoricen para comprobar si contienen o no material relacionado con el abuso y la explotación sexual de menores en línea. ¿De verdad los cerebros de los eurodiputados que han votado a favor de este reglamento no dan para más? ¿Saben lo que realmente han votado?
En conclusión, lo que se ha aprobado no es una normativa contra el abuso sexual online sino una ley sobre vigilancia masiva. Es una triste noticia para los que defendemos las comunicaciones libres y cifradas, e incluso para aquellos que dependen de comunicaciones confidenciales. Como afirma el eurodiputado del Partido Pirata Alemán, Patrick Brever, «el reglamento asesta un golpe mortal a la confidencialidad de la correspondencia digital; es una brecha generalizada que permite la vigilancia indiscriminada de espacios privados por parte de corporaciones».