Un botellón en Ibiza. | POLICÍA LOCAL DE IBIZA

Hace más de 30 años que apetecieron los primeros “botellones”, esta actividad social data desde la última década del siglo XX hasta la actualidad, donde ha pasado a formar parte intrínseca del ocio de los jóvenes, y no tan jóvenes. En Ibiza llegó un poco más tarde, inicialmente comenzó en los aparcamientos de las grandes discotecas y estaba relacionado con el comportamiento de algunos turistas que ingerían alcohol antes de entrar en ellas.

Aún recuerdo algún político expresar que en Ibiza no se tendrían este tipo de problemas.

Tiempo después, la práctica del botellón, se ha instaurado de manera potente en los jóvenes residentes. Aquí actualmente se le denomina “playa” y podemos ver como cientos de adolescentes, de toda la isla, se reúnen principalmente los fines de semana para celebrar un macrobotellón en Platja d’en Bossa.

Existen diversas investigaciones sobre el fenómeno del botellón, en ellas los principales motivos que expresan los jóvenes para hacerlo son: es un espacio para nosotros sin adultos, no tenemos edad para ir a discotecas, no tenemos donde ir, es más barato que los bares donde además te puedes encontrar con tus padres, nadie nos controla, podemos poner nuestra música, conoces mucha gente, es una forma de empezar la fiesta, etc. En definitiva, las razones principales se centran en un ambiente juvenil, la falta de alternativas y las ganas de socializar.

Es evidente que detrás de esta practica social existe en muchas ocasiones un abuso de alcohol en jóvenes con edades muy tempranas (14 años edad de inicio) y teniendo en cuenta los riesgos y las consecuencias de su consumo en adolescentes en desarrollo fisiológico y cognitivo el problema es realmente importante y serio. Al mismo tiempo, además del alcohol, se generan problemas como la inseguridad, el consumo de otras drogas, destrozo del mobiliario urbano, suciedad, molestias vecinales, etc. y en estos tiempos, se añade un riesgo alto de contagio de Covid-19.

Existen dos modelos diferenciados para abordar el botellón: Por un lado, están aquellos gobiernos que han desarrollado políticas de control, legislativas y restrictivas sobre el consumo de alcohol en la calle, con más presencia policial y con significativas multas económicas. Y por otro lado, están otros gobiernos que han desarrollado políticas de regulación, determinando y estableciendo lugares donde se pueden realizar, los denominados “botellódromos”, donde intentan establecer un control sobre el acceso de menores, ofreciendo en esos espacios actividades alternativas al consumo, etc. Los resultados de los modelos darían para otro artículo.

Objetivamente no todos los chicos van al botellón a beber alcohol. Unos padres me expresaban que no les gusta que su hijo de 15 años fuese a “playa” pero es que no existe otra alternativa para esas edades, no encuentran ninguna otra actividad que puedan hacer en horario de tarde-noche. Realmente tienen razón, los adolescentes no cuentan con una oferta de ocio potente que se ajuste a sus expectativas y necesidades. Cuando para ellos el ocio es una parte esencial e imprescindible en su desarrollo psicoevolutivo.

Sin duda este es uno de los grandes retos que se deben afrontar y abordar las instituciones, teniendo en cuenta que ya se llega demasiado tarde.

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