En la actualidad el desarrollo psicoevolutivo de los niños y niñas, en gran medida, está supeditado a los recursos urbanos que dispone el barrio. | Pixabay

Es un hecho obvio que los municipios forman parte del proceso socioeducativo de las personas, y en especial de los más pequeños. Así, se considera a las ciudades como agentes educativos informales. Ahora bien, ¿los gestores municipales asumen y gestionan adecuadamente su función pedagógica? La respuesta simple sería unos mejor que otros.

El urbanismo, la movilidad, la accesibilidad, las barreras arquitectónicas, etc. son factores que definen el estilo y el modelo de una ciudad. Una de las consecuencias del aumento poblacional, en los últimos 40 años, en los núcleos urbanos ha sido la sensación de “inseguridad”. Por ejemplo, no hace mucho tiempo un menor de 10 años podía pasar la tarde jugando solo en el barrio y a día de hoy, con esa edad, tiene dificultad para ir a comprar el pan. En la actualidad el desarrollo psicoevolutivo de los niños y niñas, en gran medida, está supeditado a los recursos urbanos que dispone el barrio (parques, zonas deportivas, culturales, escolares, etc:). Estos afectan así a su socialización, movilidad y fisiología, ya que determinaran las posibilidades de salir de casa y el modelo de ocio.
Hace años estudié un proyecto, creo recordar llamado “Ciudad a 90 centímetros”.

Se trataba de un análisis de los núcleos urbanos desde la altura de visión que tiene un niño, demostrando en muchas ocasiones lo desfavorable que puede ser la ciudad para los menores y como puede afectar tanto a su desarrollo físico, como emocional.

No es cuestión de derrumbar todo aquello que es adverso, sino entender que defectos tiene la ciudad para desarrollar iniciativas que mejoren habitabilidad de la infancia. En una visita a Tarragona descubrí con sorpresa que junto al Anfiteatro había un parque infantil, al preguntarle al técnico como les habían dejado construir un parque allí, me respondió: “No hemos encontrado mejor forma para acercar los bienes patrimoniales a los niños”. No existe mayor identidad con un lugar que cuando este ha formado parte de tu infancia.

La participación es un factor esencial en la educación, si se pretende que la ciudad forme parte del proceso educativo de los ciudadanos, y en especial de la infancia, se deben establecer espacios de consulta donde los menores formen parte activa en la toma de decisiones. Es decir, que se tengan en cuenta sus opiniones sobre aquellas decisiones o proyectos de ciudad que pueden afectar a su desarrollo evolutivo. Para ello, sería necesario formalizar los órganos de participación de la infancia.

Se podría pensar que lo que se dice en este articulo es evidente y que todos comprenden la importancia de los recursos de la ciudad en el desarrollo de la infancia. Pero cabe recordar que durante el confinamiento lo último que abrieron algunos municipios fueron los parques infantiles y que los menores podían ir al supermercado pero no a jugar.
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