Imagen de archivo de un quirófano de Can Misses.

La fatídica pandemia que nos viene azotando ha hecho mella en la mayoría de sectores económicos, empresariales y laborales de nuestras islas. Los cierres de comercios, la limitación de la actividad de numerosas empresas y la perdida temporal o definitiva de muchos empleos, viene siendo la tónica del día a día en nuestra Comunidad Autónoma. Del mismo modo se han visto afectadas todas aquellas actividades y funciones que las diversas administraciones deben desarrollar en las islas.

En este apartado de las administraciones, cabe destacar la imprescindible función que desempeñan tanto la policía como el sector sanitario. Ambos han visto incrementada la necesidad de sus servicios en estos meses, aumentando con ello la problemática que en ambos casos supone desde hace años la falta de personal en Eivissa y Formentera.

Hoy quiero referirme específicamente al sector sanitario ya que hace unos días se han hecho publicas por parte de un sindicato médico las cifras correspondientes a las listas de espera tanto de intervenciones quirúrgicas como de consultas externas para especialistas. La circunstancia de verse en una lista de espera para ser atendido debidamente por los diversos servicios médicos no es patrimonio exclusivo de nuestras Islas Pitiusas ya que eso viene ocurriendo en la practica totalidad del territorio español.

Ahora bien, hay casos en los que no solo las cifras cantan, sino que además duelen y en el caso que nos ocupa también resultan francamente ofensivas. Se suele decir que las comparaciones son odiosas, pero en esta cuestión son más que necesarias ya que como viene siendo habitual nuestras Pitiusas arrojan los peores resultados si los comparamos con las otras dos islas de Baleares. Esos peores resultados podrían suponer una mínima diferencia si nos comparamos con Mallorca o Menorca, pero no es así; la diferencia en cifras es insultante y realmente ofensiva.

Basta analizar alguna de las cifras ofrecidas; un menorquín espera unos 26 días para una intervención quirúrgica, mientras que en el Area de Salut d’Eivissa i Formentera tenemos aproximadamente a 1.000 personas que se ven obligadas a esperar más de 180 días para poder ser sometidos a una intervención. Cifras igual de aberrantes las encontramos si analizamos y comparamos el tiempo de espera para una consulta externa con un especialista.

Por si todo ello no es lo suficientemente escandaloso y tal como afirma el portavoz sindical se dan casos en los que la espera supera con creces los seis meses, sobre todo cuando se trata de segundas visitas para estudiar y valorar pruebas complementarias.

Sin duda la pandemia tiene mucho que ver en el tiempo de espera al que nos vemos sometidos todos los pacientes en Eivissa y Formentera; sin embargo no es la causa principal del problema. Ciertamente la necesidad de destinar la mayor parte de los medios y del personal a atender a los afectados por el virus altera las previsiones que se pudieran haber hecho, pero hay que recordar que este no es un problema que haya llegado con la pandemia, ya que mucho antes de la misma ya existía. Está claro que no hay personal suficiente para atender correctamente las necesidades existentes y un elemento que dificulta la posible llegada de profesionales a nuestras dos islas, es sin duda el desbocado precio de la vivienda, cuestión que por cierto sigue sin visos de solución y que ni tan siquiera la pandemia ha servido para controlar.

También quisiera recordar que en la última reunión de presidentes de comunidades autónomas en la que se hablo de la financiación de las mismas, nuestra Presidenta hizo especial hincapié en el tema del incremento de población a la hora de revisar nuestra financiación. Teniendo en cuenta que eso es una realidad, desde el Govern no debería olvidarse que en los últimos años ese incremento de población de las Pitiusas ha más que doblado el de Mallorca y Menorca. Volvemos por tanto a la necesidad de tener muy en cuenta internamente aquello que se esgrime para reclamar más y mejor financiación ante Madrid.

Parece claro por tanto, que el problema ya es lo suficientemente grave como para merecer mucha más atención y dedicación por parte de nuestro Govern Balear; en caso contrario quedara claro que para Palma nuestras islas ya no es que sean menores, simplemente las consideran de segunda.