Un partido del CB Sant Antoni. | Daniel Espinosa

Este sábado debuta en la liga LEB Plata el Bàsquet Sant Antoni. Ningún club ibicenco había llegado tan alto, por lo que su participación en la tercera categoría del baloncesto nacional supone todo un hito en la historia del deporte ibicenco. Un proyecto que tiene a Jordi Grimau como su cara más visible, tanto en la pista como en los despachos, pero que con el apoyo de una directiva y unos técnicos que se desviven por y para el club.

El Bàsquet Sant Antoni se merece que el polideportivo de sa Pedrera se llene cada quince días de amantes del baloncesto, pero su mayor éxito sería conseguir que cada vez más chavales practiquen este deporte y decenas de equipos participaran en las competiciones de categorías inferiores. Como en el fútbol. Y el deseo es el mismo para el balonmano y para el resto de deportes minoritarios. Uno de los objetivos que se ha marcado el HC Eivissa es recuperar a los niños que por culpa de la pandemia han dejado de hacer deporte. Lo de este club de Vila también es de traca: el año pasado, en División de Honor Plata, plantaron cara a casi todos los rivales con varios ibicencos en la plantilla y como años atrás también hizo el Puchi, que llegó a la máxima categoría femenina.

Y los refuerzos que han llegado este año anticipan a que el espectáculo y la emoción que se va a vivir en sa Blanca Dona va a ser mucho mejor que en la temporada pasada. Un consejo: levántese del sofá y lleve a su hija, a su sobrino o a su ahijada a ver deporte en vivo. O acompáñelos en bicicleta. Tienen multitud de deportes a escoger, hay vida más allá del fútbol y de las pantallitas.