Dolores Ripoll y Fernando Berenguer, tras prestar declaración. | JAUME MOREY

Ahora se comprende la razón por la cual la magistrada Martina Mora levantó el secreto del sumario sólo de la pieza separada del conocido como ‘caso APB’, relativa a la concesión de los amarres del puerto de Maó. Se trata del asunto más poco consistente y más cogido con pinzas. Iniciado por la denuncia de Sernautic, una empresa constructora mallorquina que se presentó al concurso y que no ganó, ya que la adjudicación se hizo a favor de Marina Asmen, un conglomerado de pequeños empresarios menorquines dedicados a la náutica. Hay gente acaudalada que se presenta a los concursos de la Autoritat Portuària de Balears (APB) como podrían irse a jugar al Casino de Mónaco y ganar ya no se trata de una cuestión empresarial ni de negocios, sino de testosterona. No debe ser difícil excitar el celo de alguien que ya perdió un concurso antes, cuando uno es miembro de la comisión técnica del concurso y afirma falsamente que está amañado.

«Vuestra propuesta es la mejor y en circunstancias normales ganaría de calle, pero hay presiones políticas para que ganen los empresarios de allí y no un mallorquín de Capdepera», vino a decir Fernando Berenguer. Este ingeniero de caminos, canales y puertos, que en el momento de la adjudicación que ahora se investiga era director de explotación de la APB, era también uno de los tres integrantes de la comisión técnica que debía valorar las propuestas y en definitiva, quién debía ser el ganador del concurso. Eso no le impidió, con una evidente falta de ética, hablar con un directivo de Sernautic y «seguirle la corriente», según él mismo ha reconocido ante la jueza. Su frivolidad le ha costado, además de una detención, la imputación y una jubilación anticipada, ya que fue grabado secretamente, lo cual también dice mucho de Sernautic, aunque nada bueno. Entre pillos anda el juego.

El resto de imputados en sus declaraciones ante la jueza han negado la menor irregularidad, que hubiera presiones políticas y que se amañase el concurso. Ganó el mejor valorado y no hay más, según ellos. Con la retractación de Berenguer esta pieza se queda muy debilitada y aún lo estará más si el peritaje encargado por la magistrada a la Intervención General del Estado concluye que las valoraciones de las ofertas fueron correctas, lo que obligaría su archivo provisional. Ahora habrá que esperar que concluya la investigación sobre el Club Náutico de Ibiza. Quizás veamos más gente desdecirse.