Vicent Ribas Prats, nuevo Obispo de Ibiza y Formentera. | Daniel Espinosa

El Evangelio de este domingo nos relata la petición que hicieron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan. Solicitaban los primeros puestos en su gloria. Cuando oyeron esto los diez se indignaron contra Santiago y Juan. Entonces, Jesús, llamándoles, les dijo: «Sabéis que los que figuran como jefes de los pueblos los oprimen. No ha de ser así entre vosotros; por el contrario, quien quiera llegar a ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor». Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir.

Dios ha querido que en el Evangelio quedara constancia histórica de aquellos primeras debilidades de los que iban a ser columnas inamovibles de la Iglesia. Son las maravillas que obra en las almas la gracia de Dios. Siempre que pidamos algo en la oración, debemos estar dispuestos a aceptar, por encima de todo, la voluntad de Dios, aunque no coincida con nuestros deseos. El ejemplo y las palabras del Señor son como un impulso para que todos sintamos la obligación de vivir el auténtico espíritu de servicio cristiano.

El pasado miércoles, día 13, se hizo público el nombramiento del nuevo Obispo de Ibiza y Formentera en la persona de D. Vicente Ribas Prats. Él aceptó ese cargo para el servicio de nuestra Diócesis, y quiere ser el Pastor bueno para regir la grey que se le confía. «Un solo rebaño y un solo pastor». Pocos días después de que la Diócesis quedara ‘sede vacante’, hablando con él, acerca de quién sería el próximo Obispo, le dije: «Ojalá sea ibicenco. Desde hace sesenta años no hemos tenido un Obispo ibicenco».

El último fue D. Antonio Cardona Riera. Don Vicente me respondió: «Lo importante es que se un buen obispo». Además, yo contesté: «Que sea, si es posible , ibicenco». Así ha sucedido.

Yo no le llamaré D. Vicent o D. Vicente Ribas Prats. Le llamaré como he hecho siempre con los obispos anteriores: Sr. Obispo. Que Santa María de las Nieves, nuestra celestial Patrona, se digne a guardarlo y protegerlo con solicitud maternal.

¡Enhorabuena, señor Obispo!