La deuda de la Comunitat Autónoma se ha multiplicado por diez desde 2003. | Imagen de J S en Pixabay

El Govern ya ha anunciado que solicitará un crédito de 1.200 millones para poder afrontar la amortización de los préstamos que debe abonar durante el año 2022. Es decir, la deuda servirá para pagar parte de la deuda pendiente. Lo que para cualquier empresa sería directamente iniciar un concurso de acreedores, en la administración, no lo duden, la vida seguirá igual, gastando el dinero como si la situación fuese de lo más normal. En cualquier empresa mínimamente seria, los autores de esta operación de pedir un crédito para afrontar otros serían puestos de patitas en la calle, pero aquí no verán ni un gesto de preocupación, ni una cumbre para analizar si los ciudadanos de Baleares pueden afrontar este endeudamiento desmedidos y, lo más importante, qué tipo de administración heredarán las próximas generaciones.

Ya sé que no es políticamente correcto decir que hay que afrontar recortes para sostener la administración, y no estoy hablando de regatear con las partidas de hospitales y colegios, pero sí quizás hacer algún gesto de contención, ya que también se ha visto la incapacidad del actual Govern para conseguir más recursos de Madrid pese a ser del mismo signo político. Para que se hagan una idea, la deuda de la Comunitat Autónoma se ha multiplicado por diez desde 2003 y lo justifican por las infraestructuras impulsadas por Matas y la gestión de Antich, que optó por las «inversiones silenciosas», que además eran invisibles y parece ser que también eran muy caras.

Y para los que defienden este tipo de maniobra de seguir con el endeudamiento, que sepan que estos 1.200 millones no se utilizarán para contratar médicos, construir colegios o atender residencias de mayores. Igual visto así, ya no les parecerá tan bien, pero que sepan que nos están endeudando de por vida y lo peor es que no he visto ningún signo de preocupación.