Un niño sopla las velas de su tarta en el día de su cumpleaños. | Imagen de Alain Audet en Pixabay

En ocasiones he escuchado a varios padres y madres expresar con cierta impotencia que tienen condicionados gran parte de los fines de semana, debido a las continuas invitaciones de cumpleaños de compañeros del cole, de las extraescolares, etc. Esto depende en gran medida de lo popular que sea el hijo, si le añades que las familias tienen varios hijos, la hipoteca del fin de semana va en aumento. Condicionando actividades conjuntas de la propia familia.

Otra de las quejas que he escuchado se refiere al gasto económico que supone tener que poner tal cantidad de euros para la compra de los regalos de cumpleaños. Recuerdo que un padre, jocosamente, decía que lo consideraba como un gasto más fijo al mes, hemos de entender que no todas las familias pueden permitirse este desembolso fijo.

También he escuchado a varios padres y madres expresar con cierta frustración como muchos de los invitados declinan la asistencia al evento. Es verdad que no es grato que después del esfuerzo realizado, algunos de los ‘nominados’ no se presenten. Esto afectará a las expectativas que la propia familia se había creado. En ocasiones puede ser difícil combinar los intereses propios con los intereses de los demás.

De todas las quejas hay una que me preocupa muy por encima de las demás. Una madre durante una escuela de familias contaba que a su hija no le invitaban nunca. Todo lo expresado anteriormente deja de tener valor cuando sientes que a tu hijo no le convidan en las celebraciones de los cumpleaños de los compañeros. Es verdad que los padres y madres preguntan a sus hijos a quién quieren invitar y ellos mismos realizan la selección.

Pero aunque sea por ignorancia se puede formar parte de un proceso de exclusión.

Para evitar éstos y otros conflictos, algunas familias, han apostado por agrupar la celebración de los cumpleaños por trimestre con toda la clase. Es decir, aquellos alumnos que cumplen años durante esos meses se juntan para celebrarlo con todos los compañeros. De esta forma se consigue: no estar hipotecado la mayoría de los fines de semana, al ser cumpleaños más numerosos puede asistir toda la familia, el gasto económico del regalo se reduce al participar toda la clase. Al estar planificados con tiempo es más fácil que todos puedan asistir, también los chicos que cumplen años durante el periodo vacacional pueden celebrarlo con toda la clase. El factor más importante: todos los compañeros están invitados, facilitando la integración en el grupo, ya que al ser un espacio de distensión las interacciones que se producen son más acogedoras. Además, es muy interesante que el grupo de clase comparta espacios de ocio fuera del educativo formal para generar dinámicas diferentes.

En muchas ocasiones los padres y madres tienen la posibilidad de evitar que los cumpleaños infantiles se conviertan en un ‘infierno’ para otros. Es solo una reflexión.
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