Imagen de archivo del cribado realizado en Es Pratet para contener los contagios de la tercera ola de la pandemia. | Arguiñe Escandón

Ciertamente preocupante resulta el repunte de casos de covid en toda Europa, con especial gravedad en los países del este, pero con datos preocupantes en otros como Austria, Alemania o Países Bajos, donde se están registrando cifras de nuevos afectados que hasta hace poco parecían poco probables, alcanzando en alguno de ellos las cifras más elevadas en lo que llevamos de pandemia.

Para algunos o para muchos, los datos que se van conociendo serían increíbles ya que son precisamente los países que presumiblemente habrían tomado las decisiones más acertadas en los primeros meses de expansión del virus, los que se están viendo más gravemente afectados por los recientes nuevos brotes.

Cabe recordar que determinados partidos de derechas y extrema derecha se cebaron con el Gobierno de nuestro país acusándole de todo lo malo que se les paso por la mente y directamente responsabilizándole de ser el culpable de miles de fallecimientos en nuestro territorio, sin tener en cuenta que fue precisamente en alguna de las comunidades autónomas gobernadas por su propio partido donde la situación era la más grave de todas.

Quiero recordar esta circunstancia por que esos mismos partidos que de forma realmente repugnante trataron de obtener un rédito político y utilizaron patéticamente una pandemia mundial para tratar de derribar a un gobierno que nos les gustaba, en lugar de unir sus fuerzas al citado gobierno y combatir al virus de forma conjunta; son los mismos que, curiosamente ahora y ante la realidad de la pandemia    y más de un año y medio después de que se decretara el estado de alarma para combatir al covid, permanecen mudos y no tienen nada que decir.

Y hago referencia a esa crítica exacerbada en su momento por el hecho de que es precisamente nuestro país el que está en mejor situación y el que está aguantando mejor el tirón del incremento de contagios en Europa. Esta realidad no es fruto de la casualidad; es debida a una buena planificación de la campaña de vacunación y al elevado grado de aceptación entre nuestra población de la necesidad de ser vacunados, al ser esta la mejor opción para combatir el virus.

El porcentaje de vacunados con la doble pauta en España es muy superior al del resto de países y el resultado en el índice acumulado por cada cien mil habitantes es el más claro ejemplo de la efectividad de la campaña, ya que ahora mismo es el más bajo de toda Europa y ya superamos el 85 por ciento de la población diana vacunada con la doble dosis.

A pesar de estos buenos resultados, no se puede bajar la guardia ya que sigue habiendo varios millones de ciudadanos que hasta la fecha han decidido no vacunarse. Resaltar que en el contexto del territorio nacional, son precisamente nuestras islas las que arrojan uno de los peores resultados, si no el peor, en cuanto al tanto por cien de vacunados, encontrándonos a cerca de diez puntos por debajo de la media nacional.

En algunos países se ha decidido recuperar ciertas restricciones del pasado y también imponer alguna nueva. Entre estas últimas están la exigencia del certificado covid de vacunación y la obligatoriedad de vacunarse para desempeñas determinadas funciones o actividades. En Baleares, de las 166.000 personas que aproximadamente hay sin vacunar a día de hoy, algo más de 30.000 ya han manifestado su negativa a hacerlo y están fracasando diversas campañas puestas en marcha intentando que este número se reduzca lo más posible.

Sorprendería saber el porcentaje de personal del sector sanitario que sigue negándose a ser vacunado y que sigue poniendo en riesgo a todo aquel que pasa por los centros de salud y hospitales de nuestras islas. No cabe la menor duda que ha llegado el momento de implantar alguna de las medidas que ya se están aplicando en otros lugares y me refiero a la obligatoriedad de vacunarse para seguir trabajando en el sector sanitario y en otros del amplio funcionariado de nuestro país. Al mismo tiempo debería exigirse la presentación del certificado covid para acceder a todo tipo de actividades colectivas, así como mantener la obligatoriedad de presentarlo a la hora de llegar a nuestros puertos y aeropuertos.

Si no somos precavidos y bajamos la guardia definitivamente, puede que la cercana Navidad vuelva a dejarnos un reguero de problemas de cara al próximo verano y eso es algo del todo inaceptable.