Imagen de un niño preguntando en clase.

La educación pública de las Islas Baleares se encuentra en proceso electoral. Los trabajadores de las enseñanzas no universitarias, elegirán en breve a sus representantes sindicales.

En este contexto electoral, los sindicatos que concurren enarbolan sus máximas y proclamas para seducir al electorado. Sus propuestas, sus programas… Entonces, aparecen cartas como las que envió el pasado mes de octubre la ‘Junta de Personal Docent no Universitari de Mallorca’ a todos los centros, abonando el terreno para que luego sindicatos como el STEi centren su campaña en un sistemático, sectario e injusto ataque a la enseñanza de la religión.

Estos son sus falaces argumentos:
1. Todas las religiones deben quedar fuera de la escuela pública porque esta debe ser laica, como el estado (la religión en la escuela va contra la Constitución).
Falso: la laicidad es una opción concreta y por lo tanto parcial. El Estado no es laico sino aconfesional, o lo que es lo mismo: neutral. Esto es así porque el estado (y la escuela) no puede tomar parte ya que en él (o ella) deben poder prosperar todas las opciones religiosas e ideológicas. En la escuela deben caber y poder desarrollarse íntegramente quienes profesan una fe u otra y quienes no se adhieren a ninguna. Es decir, la opción (que no obligación) a escoger religión debe estar en la escuela pública.

2. La laicidad es el modo correcto de fomentar espacios de diversidad, de aceptación de las diferencias i de inclusión.
¿Cómo puede ser el modo de fomentar la diversidad, la aceptación de las diferencias y la inclusión un modelo que rechaza la diversidad de creencias y sus manifestaciones culturales? Parece que quieren decir que hay que crear un espacio en el que solo se acepta un modo de ver la realidad, el modo laicista. No sé como eso puede hacer a la escuela más inclusiva y respetuosa.

3. La religión forma parte de la esfera privada e íntima y no debe invadir espacios públicos (manifestar la fe va en contra de la Constitución).
Nuestra Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dicen algo bien distinto: todos tenemos libertad de pensamiento, de conciencia y de religión y esa libertad incluye manifestar, enseñar y practicar esas creencias tanto individual como colectivamente, ya sea en público o en privado.

4. Pretender que quien quiera vivir su fe, debe esconderse, no parece precisamente muy respetuoso ni tolerante. La fe, la religión, es parte importante de muchas personas y, por eso, de la sociedad.
Y a todos estos no-argumentos, los sustenta uno que está implícito:

5. «No puedes decidir lo que es mejor para tus hijos en ningún espacio público, ya lo decidimos nosotros que tenemos la razón. En los espacios públicos se piensa y se expresa lo que a mí y a los que piensan como yo nos parece correcto». En fin…

¿No será que la junta de personal y determinados sindicatos no tienen ni idea de cómo ayudar a los trabajadores de la enseñanza pública y por eso toman el camino fácil de atacar a la religión?