Personal sanitario se prepara atender a un paciente con coronavirus durante la pandemia. | Marcelo Sastre

Sin duda la situación de nuestro país a la hora de hacer frente al importante incremento de casos de covid que se sufre en toda Europa es mucho mejor que la que tienen la mayoría de territorios afectados. España es en estos momentos la nación europea con el índice acumulado de casos más bajo, con grandes diferencias con alguno del resto de países.

Es un hecho comprobado que el mayor número de nuevos contagios se está produciendo en aquellos países con un menor porcentaje de vacunados con la doble pauta y es precisamente esto lo que nos diferencia del resto, ya que si bien España ya tiene más de un 80 % de su población diana vacunada completamente, hay otros países en los que este porcentaje apenas supera el 60 %.

No cabe duda que esta realidad nos permite hacer frente al nuevo incremento de contagios y nuevos brotes por toda Europa de una forma muy distinta al resto de naciones afectadas. Sin embargo, ello no significa que nos podamos permitir el lujo de plantearnos no hacer absolutamente nada ante la nueva amenaza, ya que el resultado de tal decisión podría ser catastrófico.

En algunos países se ha tomado la decisión de establecer la obligatoriedad de vacunarse incluso para ir a trabajar y en otros se están empezando a tomar medidas mucho más estrictas que afectan directamente a todo al que a día de hoy no esté vacunado. Cabe recordar que quien a estas alturas de la pandemia sigue sin vacunar no es por falta de dosis suficientes para ello, es simplemente por decisión propia. Desde mi punto de vista se trata de una absurda interpretación de lo que se supone que debe ser el libre ejercicio de la libertad individual.

Si bien es cierto que la legislación aplicable en cada uno de los países afectados es muy distinta y que en España son diversos los colectivos y juristas que ponen en duda la posibilidad de que aquí se pueda imponer la obligación de vacunarse, no es menos cierto que no es esta la única alternativa aplicable a la hora de cercar a los más de cuatro millones de personas que siguen sin querer vacunarse en nuestro país. En ningún caso puede olvidarse que puede ser cierto que todo el mundo tenga derecho a no vacunarse, pero ello jamás puede suponer que esa misma gente tenga derecho a ir contagiando sin más al resto de la sociedad.

Nuestra distribución territorial y administrativa en Comunidades Autónomas hace que en función de las particularidades de cada territorio se puedan ir tomando distintas decisiones para hacer frente a esta pandemia, si bien también es cierto que debido a la distinta interpretación que la justicia hace en cada uno de los territorios sobre problemas iguales o similares, la decisión de los jueces viene siendo distinta en unos y en otros.

Ante esta realidad, no resulta nada descabellada la petición de algunas comunidades de la necesidad de que se apruebe una legislación en lo que a la posibilidad de aplicar medidas restrictivas se refiere (sobre todo la presentación del certificado covid) sea la misma para todo el territorio del Estado. Y no es esta una petición proveniente de un gobierno de un color político determinado, ya que tanto la izquierda como la derecha así lo han solicitado.

En cuanto a Baleares, el Govern ha decidido no establecer nuevas restricciones que afecten a los no vacunados, ni tan siquiera la de exigir el pasaporte covid para acceder a determinados lugares o eventos, y ello a pesar de que nuestras islas son el territorio español con el porcentaje más bajo de vacunados con doble pauta. Parece mentira que ya se haya olvidado la nefasta consecuencia que supuso un exceso de tibieza a la hora de tomar medidas no hace tantos meses.

No hace más que un par de semanas que el IA en Baleares estaba en unos 50 casos por cada 100.000 habitantes. A día de hoy, está por encima de los 140. Ibiza ya estará en torno a los 130 y Formentera, sobre los 80. No parecen estos datos el mejor aval a la decisión de no tomar medidas y seguir confiando en el comportamiento responsable del colectivo, cuando ya antes hemos sufrido lo que puede supone el comportamiento poco cívico y nada solidario del aproximadamente 30 % sin pauta completa en nuestras islas.

No repitamos errores. La tibieza para hacer frente a una pandemia no sirve de nada.