El miedo vende y los profetas del apocalipsis se relamen. Posible tercera guerra mundial (la cuarta, Einstein dixit, será con palos y piedras) a causa de Taiwan, Ucrania o Irán; el Norte de Africa en llamas desde la Primavera Arabe, con nuevas rencillas desérticas entre Marruecos y Argelia; robo eléctrico y apagón energético que inspirará a los constructores a recuperar la gozosa chimenea en las casas; nueva variante terrorífica de un virus cuyo misterioso origen parece cada vez más artificial; pasaporte sanitario que dividirá a los ciudadanos, con más rigor que cualquier sistema de castas hindú, entre intocables y vacunados; confinamientos que violan la sagrada libertad individual por la que Europa se hizo grande; desplome de mercados y atasco de suministros…Y la muerte serena en Ibiza de un filósofo vitalista y luminoso, el sincero y valiente Escohotado, quien sabía ver la realidad y destrozaba las pajas mentales de tanto fanático sectario que mama de la teta pública.

El mundo está que arde y en las Pitiusas diluvia. Entre la desazón mediática observo a un magnífico chiflado que reta al huracán en la bahía de Pormany. Vuela en su kitesurf, ajeno al apocalipsis, y me inspira a preparar una copa que inventé navegando en un dhow por aguas esmeraldinas infestadas de piratas somalíes. Es el Eve’s Apple, la manzana de Eva que permite balancearse entre el árbol de la vida y el árbol del conocimiento y brindar con querubines flamígeros. Consiste en vodka, zumo de manzana fresca y un chorrito de lima. Eleva el espíritu a la par que reconcilia con el mundo material, la Maya de los deseos donde todo está relacionado como la red diamantina de Indra, donde cada eslabón refleja a todos los demás. Hay tragos y lecturas que dan mucha esperanza.