Esta es la época del año en la que todos nos hacemos los mismos propósitos, creyendo que seremos capaces de cumplirlos: hacer más deporte, ahorrar, dejar de fumar... En Ibiza empezamos el 2022 con los mismos problemas de siempre sin solucionar, a pesar de que los políticos se esmeran en repetirnos que lo tienen controlado y que «pronto» veremos resultados. Seguimos sin tener acceso a una vivienda a un precio razonable, los jóvenes siguen teniendo empleos precarios, los impuestos a la clase media y la inflación siguen subiendo (al contrario que los salarios), nuestra isla se sigue masificando sin control alguno, nuestros recursos se agotan, algunos iluminados siguen haciendo caja a costa de depredar la calidad de vida en las Pitiusas y las promesas electorales continúan en el mismo cajón para ser desempolvadas meses antes de las elecciones.

De la pandemia íbamos a salir mejores, pero en realidad lo único que han conseguido es enfrentar a una sociedad frágil e infantil cada vez más impregnada de la brea del odio y la intolerancia. Han conseguido trasladar su crispación teatralizada a todas las capas de la comunidad para que nos entretengamos espetando sus mantras, como si con ello nos ganáramos el pan. Mientras la clase trabajadora y el pequeño empresario lucha contra sus decisiones funestas para sobrevivir, ellos se afianzan en una poltrona lucrativa desde la que pregonar una cultura del esfuerzo que no han conocido en su vida.

Nos dirán que este es el año de la recuperación (otra vez) y que nuestra agonía llegará a a su fin para que tengamos algo con lo que alimentar una esperanza desnutrida a causa de la mentira. Pidámosle al 2022 salud, trabajo y conciencia para evitar que Ibiza se reduzca a una simple marca que exprimir. Molts anys i bons!